PRÓLOGO

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Hay algo cierto en los libros, no puedes predecir quién va a entrar en tu vida, quién la va a cambiar o quién la va a destruir. Porque ese es el poder que tenemos sobre los demás. Un poder que tienen sobre mí. Capaces de hacer estallar un bomba mil veces sin ver las consecuencias, que, a pesar de todo, están en frente de ellos.

Y después de todo, yo seguía sonriendo. Quizás fue culpa mía por aguantar tanto tiempo conteniendo todos los sentimientos en mi interior.
En ese momento, ni siquiera me di cuenta qué es lo que me estaba pasando.

Cada día me levantaba y siempre me hacía la misma pregunta, ¿por qué estoy tan triste y cansada? No encontraba el motivo.

Con el tiempo, comencé a descubrir cosas. Entendí que cuando creces, dejas de tener tanta felicidad. Sustituyes las risas por los llantos. Las sonrisas por lágrimas. Las palabras por gestos. Siguen pasando las horas, y ya no ves motivos por los que seguir.

Piensas.

Sólo piensas.

Te rindes.

Fallas. Te fallas a ti misma. Y fallas a los demás.

Sin querer, haces daño a las personas que quieres, porque de nuevo es egoísta querer abrir las alas y quitarte el dolor.

Pero te ayudan a superarlo. Y lo intentas. Te dicen que lo estás consiguiendo. Te lo crees, pero es mentira. Vuelves a recaer en la desesperación.

Estás de rodillas, y cuando ves la luz al final del camino alguien extiende su mano. Te quedas sorprendido porque no sabes quién es. Y de nuevo, no sabes quién va a llegar a tu vida, quién te va a salvar.

En ese instante, en el que eres feliz, te preguntas:

¿Cómo lo hice estos años atrás, todo el tiempo que viví sin ti?

Todo el tiempo que viví sin ti [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora