CAPÍTULO 26

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MORGAN

Por un megáfono se anunció que nuestro avión despegaría dentro de una hora. Tras facturar las maletas y pasar por los controles, nos sentamos en unos bancos esperando a que nos permitiesen la entrada. Mientras esperábamos le hice una lista mental de todos los lugares que tenía planeado visitar con él. El concierto era en Madrid, por lo que pasaríamos cinco días ahí y después, en tren viajaríamos a Valencia donde vivían mis padres para pasar dos días.

Llegado el momento, agarramos las mochilas y entramos al avión. Para mi gusto, lo único que odiaba de ellos era el dolor de oído que me entraba siempre por el cambio de presión.

¿Cómo de largo se nos hizo el vuelo? Eterno. Sin embargo, el hecho de que tenía a todo un experto de entretenimiento a mi lado ayudó. Una vez que aterrizamos y salimos del avión, el aire se sintió más puro y Daryl quedó asombrado.

-Me encanta España. -fue lo primero que dijo al pisar terreno español.

-Pero si solo has visto el aeropuerto. -reí.

-Lo sé.

Cuando recogimos las maletas, pedimos un taxi que nos llevara directos al hotel. Por el camino, Daryl estaba fascinado con las vistas de Madrid, tan impresionado que no decía nada.

Sin duda, Daryl había escogido uno de los mejores hoteles de la zona. Se veía desde fuera lo lujoso que era, y más con sus cinco estrellas. Entramos y en seguida nos dieron la llave de la habitación.

Al entrar nos encontramos con un gran recibidor, posteriormente la habitación con una cama de matrimonio. A la derecha había un pequeño salón con televisión que conectaba al baño y con un balcón con vistas a la ciudad.

-Vale, ¿ahora qué hacemos? Porque yo tengo hambre. -anunció Daryl dejando el equipaje en el suelo.

-Podríamos ir a un restaurante y comer algo. -sugerí.

-Tú me indicas.

Busqué por el móvil algunos buenos restaurantes y terminamos en uno de la zona. Por suerte no había mucha gente ya que eran las siete de la tarde y a esa hora los españoles solían merendar.

-¿Qué me recomiendas? -Daryl inspeccionó bien la carta, pero no encontró nada que le sonase.

-Si quieres empezar por algo clásico de España te recomiendo eso. -le señalé con el dedo una de mis comidas preferidas y no dudo un segundo en pedirlo.

El camarero nos atendió y trajo la comida en un santiamén. Antes de comenzar con mi plato, observé la reacción de Daryl cuando se llevó un trozo de la comida a la boca. Sus ojos se abrieron atónitamente.

-¿¡Qué es esto!? -exclamó estupefacto.

A juzgar por cómo saboreaba y se llevó otro trozo a la boca, le había encantado.

-Esto, mi querido amigo, se llama tortilla de patatas. Y es unos de los miles de manjares de España.

-¡Ah! No sé cómo he podido vivir toda mi vida sin esto. -inquirió y se comió más tortilla. -Necesito la receta.

-Mi padre hace unas tortillas riquísimas. Cuando vayamos le puedes pedir que te enseñe.

Comencé a comer mi plato. De vez en cuando me reía a carcajadas porque Daryl saboreó su comida y se terminó el plato en un plis plas. Luego, miró mi comida con curiosidad.

-¿Y tú qué estás comiendo?

-Otra fantasía española. Croquetas. -le tendí el plato. -Coge si quieres, total, no tengo mucha hambre.

Todo el tiempo que viví sin ti [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora