1- Amistades eternas

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Mire el reloj de mi muñeca cuando mi secretaria entró a la oficina. Pensé que quizás ya era la hora de salida, pero aún quedaba media hora.

— Señorita Rymer, su hermana está aquí—La voz de mi secretaria se hizo presente cuando abrió la puerta. Extrañada la miré, ya que yo era hija única.

—Le he dicho que me está esperando— La inconfundible voz de Scarlett resonó por el pasillo.

— Déjala pasar—Dije y mi mejor amiga entró corriendo a tirarse en mis brazos.

La miré con una ceja levantada, mientras ella dejaba su bolso en una silla y se sentó en la mía.

— Tienes que dejar de decir que somos hermanas—Le advertí sentándome frente a ella como si yo fuera uno de mis clientes en el despacho.

— Tendrías que haber visto tu cara cuando te ha dicho que venía a verte tu hermana—Dijo Scarlett junto a una sonora risa.

— Aún así, habíamos quedado después del trabajo—Le dije—¿Qué haces ya aquí?

— Vamos Tri, eres la jefa—Puso un puchero en su cara— Vayámonos ya.

— Espérame en el garaje, recojo unas cosas y bajo—Le dije y esta con una gran sonrisa en la cara salió de mi despacho.

Scarlett era mi mejor amiga desde que tengo uso de razón. Quizás desde que nos vimos supimos que estábamos destinadas a estar juntas de por vida o quizás solo fue el destino. Pero desde que nos conocimos en la guardería habíamos sido inseparables. Esa cabrona sabía cuando sacar una sonrisa y cuando abrazarte y decir que todo iba a ir bien. Nunca había tenido una familia normal. Nunca conocí a mi madre y tampoco tuve hermanos. Mi padre había muerto hacía unos meses y lo echaba demasiado de menos. Y Scarlett lo sabía, por lo que pasaba el mayor tiempo posible conmigo para no dejarme sola.

Quizás nunca tuve una hermana, pero ella era mucho más que eso.

Recogí rápidamente mis cosas y miré una carta que mi secretaria había dejado esta mañana en mi mesa. Me acerqué a ella y la abrí con el abrecartas de al lado. Únicamente había una nota.

No estas segura

Arrugué la nota en mis manos y la tiré a la basura. Era muy común en mi trabajo encontrarme con amenazas de gente. Al fin y al cabo soy abogada y eso no quita que hayan personas que me puedan odiar.

Apagué la luz de la habitación y tras despedirme de Emily, mi secretaria, me subí al ascensor y bajé a la planta del garaje.

Al llegar, al lado de mi coche se encontraba Scarlett esperando.

—Podrías haberme dejado las llaves del coche —Gruñó

— ¿Dónde quieres ir a comer?—Le pregunté—Estoy que muero de hambre

— ¿Vamos a ese sitio del centro?—Me preguntó.

— No pienso sentarme en una terraza con el frío que hace—Le advertí y seguidamente arranqué el coche.

Salimos del garaje y mientras yo conducía, Scarlett me estaba contando sus locas aventuras con su nuevo "lio". Ella lo llamaba así, pero ambas sabíamos que ahí había algo más.

Tras unos 15 minutos, llegamos al restaurante que tanto le gustaba a Scarlett. Agradecida con Dios, pudimos encontrar una mesa dentro del local.

Dejé mi abrigo sobre la silla y ella hizo lo mismo. Después de decirle al camarero lo que ambas queríamos comer, empezó el interrogatorio.

— ¿Cómo te fue con Nick ayer?—Me preguntó con una sonrisa juguetona. Sabía que me incomodaba ese tipo de citas a ciegas. Pero aún así, ella seguía haciéndolas.

— Normal supongo—Le contesté y bebí agua

— ¿Y ya está?—Me preguntó— ¿Normal?

— Sí, cenamos, hablamos y cada uno se fue para su casa—Le contesté

— ¿Me estarás vacilando?—Me miró analizando cada centímetro de mi rostro— Estamos hablando de Nick Triana.

—Ya lo sé Scarlett

— Vamos, está buenísimo— Dijo prácticamente gritando. Una señora de unas mesas más allá nos miró

— Scarlett, baja la voz—Le pedí— Ya sé que Nick es atractivo y lo que quieras. Pero no tiene otro tema de conversación que su gimnasio y eso cansa.

— Tienes casi 30 años, vas a morir sola

— Tú también—Le recordé

— No, yo envejeceré a tu lado

Tras esa conversación corta sobre Nick, llegó nuestra comida y la engullimos prácticamente al instante. Después de la comida, a Scarlett se le ocurrió la idea de ir a patinar a una pista de hielo, y yo como siempre me dejé llevar por ella. La navidad era mi época favorita del año y más cuando nieva en la ciudad.

...

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