27-Luna llena

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* Narra Tyler*

—No es lo tuyo ¿sabes?—Dijo Joan en cuanto Triana se levantó. Desde la puerta me miró y me sonrió y esa sonrisa me llenó el alma.

—¿El que?—Contesté

—El enamorarte como un niño de quince años—Dijo Joan y lo miré fijamente.—Nunca has tenido la necesidad de compartir tu vida. ¿Por qué ahora?

—Porque ella me hace fuerte—Le respondí—Me hace ser lo más feliz que nunca he sido en mis miserables treinta y seis años

—El amor no te hace fuerte, te hace vulnerable—Joan les dijo a las chicas que se fueran y se sentó a mi lado.—Pensé que Triana sería un capricho, un lío de una noche.

—Triana es más que eso—Le respondí—Cuando ella está cerca, mi respiración se altera y aparecen esas mariposas que no sabía que existían en mi estómago. Triana es especial y lo supe desde que la vi.

—Todo el mundo la mira con deseo Tyler, no podrás controlarte. Te conozco.

—Nadie la mirará de esa forma, nadie que no sea yo—Le respondí y solo en pensar en alguien fantaseando con sus piernas que tan loco me volvían, la sangre me comenzaba a hervir.

—¿No has visto a Stephano?—Preguntó Joan—Se la estaba tirando mentalmente sobre la mesa hermano.

—Claro que no—Le contesté—Solo yo puedo pensar en ella de esa forma.

—Si tu lo crees—Dijo Joan.

—Parece que a pesar de ser mi hermano pequeño no me conoces—Le dije y me levanté—Voy a buscar a Triana, se está haciendo tarde y mañana trabajamos.

—Triana será tu perdición—Dijo Joan—Piensa en John, ¿crees que él querría que estuvieras con su hija?

—Desafortunadamente John no está aquí y si lo estuviera, sabría que nadie protegería a su hija como yo lo voy a hacer. Triana no es cualquier chica Joan, Triana es el amor que llevo tantos años buscando sin descanso y no pienso dejar que se vaya de mi vida.

—No hay más ciego que el que no quiere ver—Exclamó Joan—No te pierdas tu buscando lo que anhelas.

Me dirigí hacía la puerta del baño, en el que había bastante cola para entrar. Me colé delante de un hombre y abrí la puerta.

—Ey—Exclamó

Hice caso omiso y entré al baño, necesitaba volver a casa y descansar.

Si hubiera sabido lo que iba a ver cuando entrara en ese baño, quizás nunca hubiera traído a Triana a este club, o quizás nunca le hubiera hablado de mis negocios.

—Triana, nos vamos—Dije. El baño estaba totalmente en silencio.—¿Triana?—pregunté. Al rodar la puerta de uno de los baños, vi la asquerosa nariz de Stephano Ricci sobre el pelo de Triana y juro por lo único que quiero en mi vida que la sangre de todo mi cuerpo empezó a hervir.

—Triana vamos—La llamé.

—Está dormida—Dijo Stephano con una sonrisa—Se ha quedado dormidita en mis brazos.

Cogí a Triana por un brazo y la aparté hacía detrás, mientras sacaba mi arma del bolsillo trasero. Apunté directamente a la cabeza de Stephano y a este se le esfumó la sonrisa que tenía en la cara.

—Tío, no es tan importante, es solo una tía—Stephano trató de quitarme el arma.

—Os lo he dicho mil veces. Triana Rymer es mía—Seguida de esas palabras apreté el gatillo y el cubículo del baño se llenó de sangre de probablemente los sesos de Stephano.

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