* Narra Triana*
Estaba terminando de escribir un contrato a un cliente, cuando Tyler entró apresuradamente a mi despacho.
—Hola—Lo saludé pero Tyler no me dirigió palabra, se abalanzó sobre mi y me besó de una manera que podría parecer hasta brusca. Su lengua intentaba colarse en mi boca y buscaba a la mía con anhelo.
Tyler me sentó sobre la mesa quedando mis piernas abiertas y él en medio de estas. Nos separamos un segundo en busca de aire y esa fue mi oportunidad para hablar.
—Buenos días a ti también—Le dije y el agarró con firmeza mis caderas.
—Cállate—Me ordenó—Necesito follarte ahora mismo.
Sus palabras incendiaron mis mejillas y mi entrepierna se humedeció con únicamente sus palabras. Tyler volvió a unir nuestras bocas en un beso que mostraba más necesidad que cariño. Se aferró a mis caderas y desabrochó los botones de mi camisa dejando el encaje blanco a su vista.
Su boca fue directa a uno de mis pechos y con su mano empezó a acariciar dulcemente al otro. Su boca mordisqueó suavemente uno de mis pezones y unos segundos más tarde cambió de presa hacía el otro.
El calor aumentó en el ambiente cuando remangó mi falda hacía arriba y empezó a acariciar sobre mi ropa interior. Con un camino de besos descendió hasta esta y apartó la tela que separaba su boca de mi zona más delicada. Tras depositar besos en mis muslos, su lengua finalmente empezó a jugar con mi clítoris y con sus dedos acarició mi entrada, convirtiendo ese momento en una tortura inaguantable. Tyler se levantó y mientras besaba mi boca introdujo uno de sus dedos en mi interior, retorciendo este y arrancando un gemido por mi parte. Con su otra mano, se desabrochó el cinturón y sacó su gran amigo interponiéndolo entre ambos. Mi mano comenzó a acariciarlo, pero Tyler la apartó y me penetró bruscamente. Sus movimientos eran rápidos y profundos y eso me estaba generando un placer infinito.
—Dime que me amas—Me pidió Tyler
—Te amo—Susurré
Sus movimientos se volvieron aún más rápidos si es que eso era posible y ambos explotamos de placer a la vez tras unos minutos. La habitación se silenció y ya solo quedaban respiraciones agitadas.
Tyler me abrazó y me dio un beso en la frente, refugiándome sobre su pecho, como si me intentara proteger.
Le di un beso en los labios y Tyler me miró fijamente.
—Eres lo mejor que me ha pasado Triana y no me arrepiento de cualquier cosa que he podido hacer para estar contigo. Eres la mujer de mi vida.—Tyler me besó suave de nuevo.—Y eres la persona más fuerte que he conocido.
Volví a ponerme la ropa bajo la mirada de Tyler.
—¿Qué pasa?—Le pregunté. Tyler se peinó el pelo con las manos y me miró mordiéndose el labio.
—¿Te acuerdas del pacto?—Me preguntó Tyler. La noche anterior Joan había pactado con la mafia de Ricci y Tyler se había enterado esta mañana.—He roto el pacto.
—¿¡Te has vuelto loco Tyler?!—Grité—¡Te van a matar!—Una lágrima se deslizó por mi mejilla y un dolor punzante se apoderó de mi pecho. Acababa de firmar su sentencia de muerte.
—No era un buen trato Triana—Dijo Tyler—En unos meses los italianos se habrían hecho con la empresa y Joan y yo seríamos unos títeres más.
—Tyler por favor, llámalos o algo. De que servirá tener tu empresa si tu no vas a estar.
—Joan y tú la llevaréis bien—Tyler me abrazó pero lo empuje.
—¡No puedes rendirte joder!—Le grité y lo volví a empujar—¡No me puedes dejar sola!¡No puedes!
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Contingencia
Любовные романыSiempre me sentí segura, tanto en mi casa, como en mi trabajo, como en mis relaciones, pero al llegar el invierno todo cambió y ya nunca más pude confiar a ciegas. Todo lo que creía conocer resultó haber sido mentira, ni si quiera conocía a mi padre...