Giré la cabeza y miré hacía donde mi mejor amiga estaba mirando. Por la puerta apareció un hombre, alto, con un cuerpo muy bien trabajado, con el pelo rubio y los ojos azules como las olas del mar. Miró hacía el detective Bill y le sonrió. Creo que mi amiga y yo nos derretimos literalmente en el sillón al ver su impecable sonrisa.
— Hola Papá—Saludó.
— Hola Cameron—Dijo el detective Bill— Déjame terminar de hablar con Triana un segundo y te digo.
Cameron se alejó un poco de nosotros y se fue a hablar con un policía que estaba en la escalera recogiendo su material.
— Vale, tu hijo me protege—Dije yo— ¿Y tú que ganas con eso?—Le pregunté
— Saber que la hija de John Rymer va a estar totalmente protegida
— Acepta—Susurró Scarlett
— Vale, de acuerdo—Dije y vi como en la cara de Scarlett se dibujó una sonrisa.— ¿Cuánto va a valer mi protección?—Le pregunté
— Eso lo hablareis ya vosotros.
...
Cuando todos se fueron de mi casa y me cambiaron la cristalera del salón Cameron y yo nos quedamos absolutamente solos. Él fue a su coche y comenzó a bajar algunas cosas y se instaló en la habitación de invitados.
Como ya había pasado la hora de comer, decidí preparar algo y servirle a él también. Me acerqué a su habitación y lo vi con un portátil sentado en un pequeño sofá.
— He preparado algo de comer—Le dije desde la puerta y tras tocar esta.
— Voy—Dijo y se levantó del sofá y pasó por mi lado. Se me cortó la respiración al sentirlo pasar a mi lado.
Fui hasta el comedor y ambos nos sentamos a comer lo que había preparado minutos atrás.
— Todo esto ha sido idea de tu padre—Dije en voz alta y el rio y me miró
— Lo sé—Dijo él— Yo también quise colaborar al saber quien eras—Siguió comiendo de su plato.
— ¿Conocías a mi padre?—Él asintió con la cabeza.
— John Rymer fue como un segundo padre para mi—Contestó él— ¿Acaso no te acuerdas de mi o de mi padre?—Me preguntó
— La verdad es que no—Le contesté
— Vivíamos en la casa de enfrente hasta que cumplí 10 años. Llegamos a jugar más de una vez—Dijo Cameron.
Se me vino a la cabeza la imagen de un niño con los ojos azules en mi jardín. Estábamos jugando en los columpios cuando se cayó y se rompió un diente.
— No te creo—Dije y recordé todo sobre él y su familia— ¿Eres el que se rompió el diente en mi jardín?
— Sí—Contestó él— Afortunadamente era de leche
Lo miré de arriba abajo, era como el cuento del patito feo y este hombre ya se había convertido en el cisne.
— Tu padre pasó por casa un par de días antes de morir—Dijo Cameron y recordé que yo pasé 3 meses sin verlo hasta que me llamaron del hospital. Yo estaba trabajando en Europa, la peor decisión de mi vida— Recuerdo su sonrisa al verme y al hablar de ti—Sonreí—Estaba muy orgulloso de ti Triana.
— Yo la última vez que lo vi fue un par de días después de su cumpleaños—Admití— 2 de febrero, nunca olvidaré que ese fue el último día que lo abracé, y ni si quiera le dije te quiero antes de coger el avión.
— Él sabía que lo querías Triana—Dijo Cameron—Eras su mayor tesoro y hablaba de ti como un ángel, ahora entiendo porque.
Tras la comida Cameron y yo pasamos la tarde recordando viejos momentos. Firmé el contrato que decía que iba a pasar los 7 días de la semana pegado a mi mientras el caso estuviera abierto. También acordamos un salario y unas reglas.
Hablé con Emily y le dije que mañana por la mañana iría a la oficina y adelantaría todo lo que no había hecho hoy. También la informé de las nuevas normas de Cameron para que no se sintiera incómoda.
Sobre las 10 de la noche, cuando estaba en el salón, Cameron vino hasta el sofá y se sentó a mi lado.
— ¿Qué haces mirando a la pared?—Me preguntó
— Llevo meses leyendo ese diario todas las noches, no sé que hacer para relajarme antes de irme a dormir—Le confesé
— No va a pasarte nada mientras yo esté bajo este techo Triana— Cameron se levantó del sofá—Deberías irte a dormir, yo voy a hacer lo mismo.
— Buenas noches—Le dije y Cameron se fue por el pasillo a su habitación. Minutos más tarde hice lo mismo.
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Contingencia
Любовные романыSiempre me sentí segura, tanto en mi casa, como en mi trabajo, como en mis relaciones, pero al llegar el invierno todo cambió y ya nunca más pude confiar a ciegas. Todo lo que creía conocer resultó haber sido mentira, ni si quiera conocía a mi padre...