29-Al filo de la muerte

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* Narra Tyler*

Dejé a Triana sola en su despacho llorando destrozada, pero era lo que debía hacer. Por mucho que me doliera no podía ponerla en peligro ni a ella ni a Joan. Quizás parecería egoísmo, pero si alguien debía morir, si alguien debía sufrir, ese sería yo. Toda mi vida estuvo marcada por desgracias y quizás nunca merecí todo lo que tuve, ni si quiera el amor tan puro que Triana tenía por mi.

—No la dejéis entrar—Dije al pasar la barrera de guardaespaldas que se habían alineado en mi puerta.

Al entrar al despacho subí la escalera hasta las librerías y cogí uno de mis diarios de hacía algunos años. Lo leí con detenimiento intentando tratar de desviar mis pensamientos, tratando de evitar escuchar los gritos de Triana detrás de la puerta.

Miré hacía la ciudad y pensé que al fin y al cabo yo no era más que otra hormiga en el mundo, nadie notaría mi ausencia, solo ella. Para los demás sería una tragedia si, pero al menos no sería en vano. Salvaría a mi hermano y a Triana y con eso yo era más que feliz.

Nunca había pensado en la manera que moriría y quizás nunca contemplé en mi plan lo que iba a pasar. Estaba tan cegado con protegerlos que ni si quiera me di cuenta de que los estaba poniendo en peligro. No hasta que vi su nombre en la llamada.

—Estoy bien Triana, por favor no hagas esto tan difícil—Joan interrumpió lo que estaba diciendo.

—No van a ir a por ti Ty—Dijo Joan. El diario se me cayó al suelo. Todo era una trampa, no iban a ir a por mi, iban a por lo que quería.

—Salid de ahí ahora mismo—Le pedí a Joan.

—Nos siguen tres todoterrenos, no lo voy a conseguir.

—¡Joder!—Grité. Yo no podía perderlos.—Escúchame Triana, todo va a salir bien.—No contestó—Te amo Rymer te amo—Le dije y aún así no contestó—Lo siento, lo siento Joan.

—Déjate de lamentos y busca el gps de mi coche—Colgó el teléfono y me maldije. Me maldije por no haber sido capaz de protegerlos y por ser tan ingenuo de pensar que solo irían a por mi.

Salí del despacho y los hombres de mi puerta me miraron.

—¿Es la hora?—Preguntó

—Están siguiendo a Joan, llevadme a la ubicación de su coche—Les pedí—Llamad a todos.

Todos corrieron por las escaleras y les seguí. Nos montamos en los todoterrenos y el conductor puso la localización.

—Están quietos jefe—Dijo en cuanto salimos del garaje.

—Será que no ha cogido cobertura—Contesté.

—No, están quietos

—Mierda Joan, ¿qué haces?—Susurré—Acelera, tenemos que llegar.

Minutos más tarde llegamos y la escena que vi fue aterradora. Habían marcas de neumáticos en el suelo y el coche de Joan estaba aparcado en medio de la carretera, con ellos dentro, inmóviles. La sangre corría por el parabrisas y no pude controlarme. La policía llegó a la vez que nosotros y corrí hacía el coche.

—Sr.—Un policía se interpuso entre mi y el coche.—No puede acercarse, podría ser una trampa y que hubiera una bomba o algo.

—Es el coche de mi hermano, mi hermano y mi pareja están ahí—Dije y una lágrima se asomó por mi ojo.—Por favor, quédense ustedes a salvo, pero necesito verlos.

El policía se quitó y seguí corriendo hasta llegar al deportivo que tenía miles de balas incrustadas.

Me frené en seco, cuando vi lo que había en su interior.

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⏰ Última actualización: Jan 25 ⏰

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