21-Explicaciones

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Estábamos en una cafetería desayunando y Tyler me miraba aún furioso. Bebí un poco de café y seguidamente articulé mis palabras.

— Salimos de fiesta anoche, algo que en un principio iba a ser tranquilo. Pero nos pasamos con el alcohol y perdí el móvil. En el tiempo que esperaba por Scarlett, un tipo me invitó a una copa y me empezó a coquetear, pero cuando me intenté ir me cogió y Axel le dio una paliza y no sé, fue una noche que no salió según lo que habíamos planeado.

— ¿Te tocó?—Me preguntó y negué con la cabeza— Bueno, supongo que todos hemos tenido una noche loca— Tyler me cogió de la mano— Lo siento por ponerme así, pero temía que algo malo te hubiera pasado, teniendo en cuent...

— ¿El qué?—Le pregunté—¿Teniendo en cuenta el qué?

— Nada—Dijo Tyler— Que hace algunas semanas entraron en tu casa y eso.

— Pensé que lo habías solucionado

— Y lo he hecho—Contestó

— Entonces supongo que no tengo que temer.

— Claro que no—Dijo Tyler y me acarició el reverso de mi mano— Tengo que ir a la oficina antes de nuestras vacaciones, ¿te importa acompañarme y de camino recogemos las maletas?

Asentí y unos minutos después salimos de la cafetería para ir hacía la oficina de Tyler. Nos subimos en el porsche deportivo de Tyler y él empezó a conducir hacía el centro de la ciudad. Un rato, un gran edificio se interpuso en mi vista.

— Pensé que iríamos al casino—Le dije y él negó con la cabeza.

— Firmamos contratos allí porque representa más a la empresa, pero las oficinas están en este edificio—Dijo Tyler mientras caminábamos por las puertas.

— ¿O sea que diriges la red de casinos desde aquí?—Le pregunté

— Sí, entre otras cosas—Dijo Tyler al entrar— La gestión de los casinos ocupa un gran lugar, pero en el edificio también hay abogados, contables, etc. Como comprenderás esas oficinas no caben en un casino por muy grande que sea.

Asentí al subir al ascensor. Tyler marcó la última planta al subir por el ascensor y cuando estábamos a punto de llegar, habló de nuevo.

— Quiero enseñarte algo—Dijo. Al cruzar las puertas del ascensor, varias personas lo saludaron, pero Tyler se mantenía serio y no les dirigió ni si quiera una mirada. Caminamos hasta llegar a una oficina con vistas hacía toda Nueva York.

Se podría decir que esta oficina era el doble que la mía y eso que yo estoy orgullosa del tamaño de mi despacho.

— ¿Te gusta?—Me preguntó y asentí— Pues será tuya

— ¿Mía?—Le pregunté

— Firmaste un contrato para trabajar para la compañía Michels, y creo que ya va siendo hora de que se te acabé la baja.

— Es increíble—Le dije y observé de nuevo el despacho.

— Lo mejor es que al ser mi abogada estamos al lado— Dijo con una sonrisa—¿Quieres quedarte aquí mientras voy a por unos papeles, o prefieres venir conmigo?

— Quiero ver tu despacho, si

Atravesamos la puerta de cristal y caminamos hacía la puerta que había a penas a unos metros de la puerta del otro despacho. Siempre pensé que el despacho de Tyler sería algo muy serio, pero no pensé que fuera a acertar. Era un despacho impersonal, con colores sólidos y sin ninguna foto, más que cuadros de pinturas abstractas que seguramente saldrían mucho más dinero que mi coche. Miré el despacho en busca de cualquier mínimo detalle que me recordara al Tyler que yo conozco, pero ni uno, lo único que encontré fue el regalo que le hice por navidad. Le había regalado un reloj que él había enmarcado y lo había colocado justo en su mesa de la oficina. Esto destacaba, porque en esa mesa solo había un ordenador y ese cuadro. Aquella habitación estaba ordenada y limpiada al más mínimo detalle. Es más, creo que si se pasara un paño por cualquier superficie de la habitación, no habría ni una mota de polvo.

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