Unos golpes en la ventana de enfrente mío hicieron que me girara hacía el otro lado del sillón. Anoche me quedé hasta tarde leyendo el libro y cuando decidí dejarme dormir me dio la suficiente pereza como para subir la escalera hacía la planta de arriba.
De nuevo escuché los golpes en las ventanas y mi cabeza volvió a la realidad. Había alguien enfrente mio.
Abrí rápidamente los ojos y otra vez vi aquella silueta que me atacó aquella noche. Pude ver como debajo de aquel pasamontañas negro me sonreía y noté la familiaridad de su gesto. Me quedé perpleja admirando aquel rostro cubierto durante unos segundos. El pánico se había apoderado completamente de mi cuerpo y sentí como empecé a temblar a pesar de estar tapada, todo mi alrededor se torno de negro y sentí como la habitación bajaba de temperatura. Tragué ruidosamente y cerré los ojos tratando de hacer que aquella persona saliera de mi mente, pero cuando los volví a abrir lo vi de espaldas a mi saliendo de mi jardín junto al diario en una de sus manos.
Me levanté del sillón y corriendo fui hasta la habitación de Cameron, sin tocar la puerta ni importar que él estuviera durmiendo entré y lo desperté.
— Está ahí—Entré en pánico y al decir esto, él entendió todo, se levantó de la cama y sacó su arma de la mesilla de noche.
— Quédate aquí— Me dijo Cameron— ¿Dónde?
— En el jardín
Cameron salió de la habitación y yo me quedé sentada en su cama analizando la situación. Mi vida se había convertido en una novela de misterio y a pesar de haber leído miles, no sabría como actuar.
— No hay nadie Triana—Cameron entró por la puerta de la habitación y me percaté de que iba en pantalón de pijama y no llevaba camiseta, dejando todo su abdomen bien trabajado al aire.—¿Segura de lo que has visto?—Me preguntó—A lo mejor estabas soñando y tu mente te jugó una mala pasada —Cameron se sentó a mi lado peinándose el pelo con los dedos.
— Sé lo que vi—Le dije— No era un sueño ni una alucinación, era real.
— Llamaré a la empresa de seguridad para que me pasé una copia de las cámaras del jardín— Dijo Cameron, seguidamente cogió su móvil para llamar— Aún queda un rato para tu hora de levantarte, acuéstate aquí mientras soluciono todo.
Cameron salió y yo me quedé sola en su habitación. Me abrigué con sus mantas y aspiré su olor. Instantáneamente me tranquilicé un poco, pero eso no significó que pudiera dejarme dormir. Tenía mucho frío, y la sensación de pánico hacía que mi cuerpo temblara descontroladamente. Me sentía insegura y la sensación que me invadió el día anterior al entrar a mi casa recorrió de nuevo todo mi cuerpo. Recordé aquella carta de aquel día en mi mesa. No estás segura. Está claro que si alguien quería que estuviera intranquila lo estaba consiguiendo con éxito.
Después de miles de vueltas en la cama de Cameron, este vino y se sentó a mi lado. Metió mi pelo detrás de mi oreja tratando de despertarme, lo que él no sabía era que estaba despierta. Abrí los ojos y lo encontré mirándome fijamente.
— Hay alguien que quiere hablar contigo—Dijo Cameron y me levanté de la cama, fui hasta la sala y estaba el padre de Cameron, Bill sentado en mi sofá.
— Buenos días—Dije a forma de saludo
— Aún es muy temprano para eso, pero buenos días a ti también Triana—Dijo Bill— Cameron me acaba de llamar y creo que es necesario que sepas algo.
— Dime— Le dije mientras me senté en el sillón frente a él.
— Tu padre hizo muchas cosas cuando te fuiste a Europa—Empezó a contar Bill— Ayudó a muchas familias que habían en la calle e iba todos los jueves a un comedor social que hay cerca de aquí
— ¿Y qué pasa?—Le pregunté
— Tu padre hizo muchas cosas buenas sin que nadie lo supiera. Donaciones, ONG's y muchas cosas más. Si nadie se enteró de esto, quizás pudo hacer cosas no tan buenas también sin que nadie se enterase.
— No te atrevas a decir eso—Le interrumpí
— No estoy diciendo nada Triana, simplemente puede ser alguien que busca venganza a través de ti
— Tu no conocías a mi padre como yo lo conocía—Le respondí— Él nunca haría esas cosas
— Vale, pero en esta casa no estás segura. Primero entran en tu casa y luego alguien trata de asustarte. Está claro que hay alguien que no quiere que estés tranquila— Y no lo estoy— Creo que deberías irte a casa de una amiga o algún otro lugar que no sea este.
— Acepté a tu hijo como mi guardaespaldas, pero no pienso irme de mi hogar—Le dije.
— Vale, es tu decisión.
...
Tras la agradable conversación con el padre de Cameron, Cameron me enseñó las cámaras del patio y efectivamente se veía lo mismo que yo había visto hacía un rato. Una silueta negra miraba a través de el cristal como dormía de manera burlona. Esa pequeña voz en mi cabeza me repetía que era todo un sueño y que no era real para tratar de calmarme, pero la parte coherente de mi cabeza me decía que no estaba segura en aquella casa.
No pude evitar sentirme algo rara durante ese día en la oficina. Observada e intimidada. A pesar de todo fui a trabajar y me concentré lo suficiente como para salir de la oficina al final del día cuando ya había oscurecido.
Supuse que Cameron estaría también cansado porque cuando llegamos se fue directamente a su habitación, no sin antes comprobar que todo estuviera seguro y cerrado.
Tras darme un baño de agua caliente y tratar de despejarme y olvidar todo, cogí el libro de la noche anterior y me puse a leer las palabras que mi padre había escrito hasta que mis párpados empezaron a pesar. Apagué la luz y caí en un reconfortante sueño donde todo lo que vivía era una simple pesadilla.
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Contingencia
RomanceSiempre me sentí segura, tanto en mi casa, como en mi trabajo, como en mis relaciones, pero al llegar el invierno todo cambió y ya nunca más pude confiar a ciegas. Todo lo que creía conocer resultó haber sido mentira, ni si quiera conocía a mi padre...