Cameron había tenido que salir a hacer unos recados, por lo que me quedé sola en casa y decidí ponerme a recoger un poco la cocina, la cual había quedado algo sucia tras preparar la cena.
Había pasado cerca de una hora desde que él había salido y todo estaba lo suficientemente tranquilo, por lo que no le di importancia a cualquier ruido que pudiera escuchar fuera.
Tras terminar de recoger, me acomodé en el sofá y me puse a ver una serie. Había pasado al menos 2 horas y aún Cameron no llegaba, cosa que me comenzaba a desconcertar, así que decidí llamarlo sin obtener respuesta alguna.
Escuché unos pasos en el jardín y miré hacía el ventanal. Ahí estaba otra vez. Aquella oscura sombra que atormentaba mis noches volvía a vigilarme a través del vidrio.
Mi piel se erizó completamente y sentí el miedo recorrer mis venas al pensar que estaba sola y esta vez Cameron no estaría para defenderme. Estaba entrando en un estado de pánico, cuando esta silueta rompió el cristal y se abalanzó sobre mi con un cuchillo en la mano. Aterrorizada, conseguí sacar algo de fuerza y conseguí apartar a aquella persona que se había abalanzado sobre mi. Salí corriendo por el cristal que él mismo había roto para ahorrar tiempo, ya que la puerta principal estaba con llave.
Todo el suelo estaba cubierto por blanco de la nieve. Miré a mi alrededor en busca de una escapatoria y solo vi la pequeña valla que daba a un descampado. Rápidamente corrí hasta ahí y la salté consiguiendo así salir de mi jardín. Pero no estaba sola, esa persona me seguía a rápida velocidad. Corrí hasta quedarme sin aliento, cuando finalmente me alcanzó y caí al suelo.
Me miró con aquella sarcástica sonrisa con la cual me miraba a través del cristal aquella noche y empujó su cuchillo a través de mi pecho. Lentamente sentí como la vida se escapaba de entre mis manos. La nieve estaba totalmente cubierta del rojo oscuro con el olor férrico tan característico de la sangre. Y ahí sentí como cada uno de aquellos latidos sería el último. Miré de nuevo a aquella silueta y un último suspiro salió de mi boca.
...
Me desperté sobresaltada y miré a mi alrededor. Oscuridad. Observe mi entorno de nuevo y miré el reloj de la mesilla de noche. Las 5:59 am.
De nuevo había tenido otra pesadilla. Hacía al menos un mes desde que había visto a esa silueta entrar en mi jardín y a menudo soñaba con su regreso.
Suspiré y miré al techo tratando de cerrar los ojos y dormirme, pero después de dar varias vueltas me di cuenta de que ya lo que quedaba de noche lo había perdido.
Bajé a la planta de abajo para prepararme un café y aprovechar lo que quedaba antes de tenerme que ir a trabajar. Llegué a la cocina y miré a través del gran ventanal que daba al jardín. Irónicamente estaba nevando como en mi sueño y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Serví mi taza de café y me fui al despacho a adelantar algunas cosas y así poderme ir antes de la oficina, estaba horriblemente cansada y aún era jueves.
Estaba trabajando cuando miré de reojo el cuadro que había de mi padre y mio delante de la mesa, justo colgado al lado de la puerta. Había algo que llamó mi atención, algo que jamás me había parado a mirar detenidamente. Me levanté de la silla y observé la parte inferior derecha del cuadro. Donde debería estar la esquina de la mesa de la sala, solo había una alfombra con un número tallado. 6-1.
Decidí olvidar aquel detalle ya que quizás sería la firma del autor o quizás algún raspón que parecía algo más pero simplemente no lo era.
—Buenos días —Saludó Cameron no sin antes tocar en la puerta.
— Hola—Saludé
Cameron entró y se sentó en el sofá que hay en frente del ventanal del despacho.
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Contingencia
RomanceSiempre me sentí segura, tanto en mi casa, como en mi trabajo, como en mis relaciones, pero al llegar el invierno todo cambió y ya nunca más pude confiar a ciegas. Todo lo que creía conocer resultó haber sido mentira, ni si quiera conocía a mi padre...