𝐎𝟒 𝖉𝖊 𝖆𝖇𝖗𝖎𝖑 - 𝐎𝟗:𝐎𝐎 𝖆.𝖒.

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¡AHHHH! ¡De todos los malditos días, ¿tenemos que ir hoy?! ¿¡ju-sto-hoy!?.

Sí, Yubin — Zhan suspira con tanta pesadez que parece estar cansado de la vida misma — yo también amo dormir hasta tarde — Yubin está apunto de ingerrumpirlo cuando alza la voz — ¡pero no pienso reprobar el semestre por tu maldita culpa y tus estúpidas supersticiones! — golpea su cabeza con una libreta y espera que su amigo no vuelva a insistir con volver a casa.

El pelinegro normalmente no acostumbraba ser agresivo con sus amigos, o al menos no suele serlo tan temprano en la mañana, pero hoy no es un día normal y Yubin se ha empeñado en exasperarlo a tal punto que es difícil mantener la calma y la paciencia.

Esta mañana despertó como cualquier otra; las sábanas fragantes, el techo blanco y los brazos de sus amigos atados a su cuerpo. Pero, desde el momento en que intento levantarse, Yubin se interpuso en su camino sin espacio a tregua.

Primero empezó con jalones, obligandolo a quedarse en cama por quince minutos más. Luego arrancó lejos con todos sus utensilios de aseo, estropeó el desayuno, escondió las llaves del auto y finalmente se aferró a la puerta bloqueando toda la salida [al menos hasta que Zhan lo derribó con un ataque de cosquillas].

El pelinegro también amaba dormir pero esto no era solo un día de descanso. Zhan es empático, él podría entenderlo ante cualquiera circunstancia grave [una pandemia o quizás lluvia ácida] pero la razón que le dio Yubin era tan absurda. Tan estúpida. Tan idiota. <<Una maldita superstición de ancianos>>.

Es 04 de abril Para Zhan sigue siendo un día cualquiera pero para personas como Yubin [o el 90% de China] la fecha es reconocida como un día de mala suerte. El peor de todo el año. — el simple hecho de respirar podría matarnos — pero Zhan no cree en supersticiones.

—  No podemos fallar al examen, idiota, es casi el 50% de la asignatura    Cheng le habla con tono paternal pero Yubin lo ignora para seguir insistiendo en volver — ¡Yubin, tú ya estás reprobando, deberías preocuparte más! — un nuevo golpe cae sobre su cabeza.

En muchos países esto sería ilegal replica con un puchero y una sonrisa diabólica se asoma en sus labios. Su voz se alza y empieza a gritar — ¡acoso escolar! ¡ayudaaaaa! — sus dos amigos le cubren la boca y colocan un sombrero sobre su cabeza para que nadie pueda reconocer su rostro.

Solo está jugando, es un idiota Cheng rie entre dientes, esperando que nadie llame a seguridad y los lleven dónde el rector — ni siquiera vas a la escuela, ¡deja de quejarte! — suspira enojado, aguantando las ganas de darle otro golpe — además, con todo tu drama no me has dejado darte el amuleto de la suerte que te traje, tienes que estar agradecido.

Sin ningún cuidado, introduce su mano en el bolsillo trasero de Zhan y saca un pequeño papel blanco, sus amigos lo siguen con la mirada mientras lo besa y lo aventa al aire. La cara de Yubin toma color nuevamente y corre tras él
Cuando lo tiene en sus manos, un atisbo de decepción se asoma en sus ojos.

Eres un maldito mentiroso, esto no es un amuleto... suspira.

¿Cómo qué no? si lo ha bendecido este Dios — golpea su propio pecho y Zhan suelta una fuerte carcajada que llama la atención de algunas personas.

Es tu culpa por confiar en él dice entre risas, mientras da suaves palmadas en su espalda.

 Confío porque es un imbécil les regala una media sonrisa y con burla pasea el papel frente a sus ojos.

𝕱𝖗𝖔𝖒 𝖆𝖕𝖗𝖎𝖑 𝟒  [𝔳𝔢𝔯𝔰𝔞𝔱𝔦𝔩𝔢𝔰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora