𝕱𝖗𝖔𝖒 𝖆𝖕𝖗𝖎𝖑 𝟒 [𝔳𝔢𝔯𝔰𝔞𝔱𝔦𝔩𝔢𝔰]

𝟏𝟏 𝖉𝖊 𝖆𝖇𝖗𝖎𝖑 - 𝟏𝟐:𝟑𝐎 𝖕.𝖒.

Un beso intenso, suave y profundo.

Lo único que podía interponerse entre ellos era necesidad de respirar que los obligó a separarse.

– Me encanta tu sabor – suspiró. Se sentía en una nube y mantenía los ojos cerrados mientras se saboreaba. 

Solo escuchaba la respiración agitada del menor. Abrió sus ojos y se encontró con una mirada profunda, llena de hambre y deseo que lo observaba como si fuera una presa a punto de ser cazada. Solo con esa mirada el calor en su cuerpo aumento exponencialmente. No podía respirar bien, sus manos temblaban y su corazón quería salir de su pecho. Algo que nunca antes había experimentado. 

Antes de poder decir nada, el peliazul se abalanzó rápidamente sobre él. Lo besó intensamente. Mordía sin ningún cuidado sus labios. Tiraba del lunar que tanto lo tentaba. Cuando se cansó, suave y descaradamente jaló de su cabello para obligarlo a descubrir su cuello. Entonces empezó a bajar a lo largo de su cuerpo. 

Comenzó dejando pequeños mordiscos en su barbilla y, al llegar a su cuello, lo lamió intentado no dejar ninguna marca. Solo intentando. Lo logró, al menos hasta que llegó a sus clavículas, donde dejó pequeñas manchas con forma de pétalos que resaltaban y destacaban en su piel. 

– No..

Detuvo su boca, sabía muy bien que marcarlo podría ser un paso arriesgado y estaba preparado para ser regañado o castigado por el mayor. 

– Muérdeme... – suplicó. 

Aunque tenía los ojos cerrados sintió como el menor se escondía en su cuello, soltando una suave y relajada risa. Este gesto tierno y dulce fue reemplazado rápidamente por una mordida en el mismo lugar.

– ¡Ah!.

– ¿No era lo que querías? – le susurró sarcásticamente en su oído, antes de tomar su lóbulo entre sus dientes y lamerlo suavemente – ¿o quieres que sea más suave? - su voz era ronca y profunda. 

No hubo respuesta, pero el mayor estiró su cuello para que continuara y él obedeció diligentemente repartiendo besos y mordidas en su cuerpo.

Se entretuvo nuevamente jugando con sus delicados pezones, haciendo que el mayor encorvara su espalda y gimiera desesperado. 

Cuando lo vio lo suficientemente sonrojado para su gusto, continúo bajando hasta lamer su ombligo y depositó pequeñas mordidas en su cintura avanzando hacia la zona donde se comenzaba a marcar la V en sus caderas. 

Uno de los puntos sensibles de Zhan. 

El mayor se estremeció al sentirlo e, inconscientemente, intentó alejarlo de su cuerpo mientras soltaba una pequeña risa excitada. Quedó encantado. Sostuvo firmemente sus caderas para que no pudiera escapar y mordió la zona con mayor intensidad.  El pelinegro intentó huir un par de veces pero, al notar que era inútil, cubrió su propia boca con su brazo mientras se mordía para ahogar sus sonidos. El menor lo vio y lo obligó a soltarse.

– No te contengas – su tono era imponente – te harás daño.

– Y-Yibo.. podrían escucharnos.. – el mayor mantenía aún sus ojos fuertemente cerrados y su respiración agitada. Esa respiración que lo estaba volviendo loco. El menor subió para acercarse a su odio. 

– El viejo salió.. y ellos están tan ocupados como nosotros.. escucha... – susurró antes de guardar silencio y bajar nuevamente a sus caderas. 

De afuera, provenían las respiraciones agitadas y ruidos obscenos de sus amigos.  

El mayor se sorprendió.