𝕱𝖗𝖔𝖒 𝖆𝖕𝖗𝖎𝖑 𝟒 [𝔳𝔢𝔯𝔰𝔞𝔱𝔦𝔩𝔢𝔰]

𝟏𝟏 𝖉𝖊 𝖆𝖇𝖗𝖎𝖑 - 𝟏𝟐:𝟑𝐎 𝖆.𝖒.

Sin previo aviso, el mayor acercó sus dedos cubiertos de chocolate a la boca de Yibo. El menor se asustó y se alejó instintivamente.

Recordó nuavemente su aventura en los baños de la facultad. ¿Lo estaba probando otra vez? ¿fingía todo esto solo para saber si era el chico del baño? Imposible, él lo vio tomar la pastilla y claramente se veía demasiado drogado.

Como no quería que el mayor volviera a llorar, casi como si devolviera el gesto anterior, Yibo no tuvo más opción que corresponder su petición y comer de su mano. Sin despegar su mirada de los ojos del pelinegro, lamió sus dedos de forma lenta, dedicada y sugerente. 

Cuando los adentró hasta su garganta, el mayor gimió fuerte y el castaño solo atinó a cubrirle la boca con su mano. No quería que los escucharán y pensaran mal al respecto. Aunque para Yibo, lo que estaba haciendo, ya era lo suficientemente "malo". 

 – No hagas ruido Zhan-gege – con su voz ronca susurró en su oído – ¿ya estás satisfecho?.

No, aún no lo estaba. El pelinegro aprovecho que la mano del menor estaba en su boca y nuevamente comenzó a lamer (y morder) al menor. Esta vez, sus movimientos no estaban movilizados por el hambre si no por el placer y la excitación. En un gesto sensual, Zhan sostuvo la mano del menor y la hizo bajar por su barbilla hasta llegar a su cuello, mientras apoyaba su cabeza hacia atrás jadeando suavemente. Aunque se sintió extrañado por el cambio repentino en su actitud, Yibo estaba alucinando ante el bello paisaje.

– Eres mi chico del baño...– susurró el mayor en su oído. 

Sintió cómo un sudor frío recorría su espalda.¿Tan fácilmente lo descubrió? toda la excitación se le bajó a los pies. Se tomó unos segundos para pensar la mejor manera de responder sin ser descubierto.

– No sé de qué hablas – ¡idiota, eso diría el culpable! 

Preocupado, tomó sus hombros y lo alejó un poco para mirarlo directamente a los ojos esperando encontrar algún indicio de duda pero el rostro excitado de Zhan no le decía nada. La droga del amor estaba en su punto culmine. Claramente, Zhan no recordaría mucho de esto.

– Quiero más...– susurró el mayor cuando sus ojos se encontraron nuevamente.Él solamente quería que Yibo siguiera tocándolo. Quería más tacto, mucho más. Continuó recorriendo su cuerpo con la mano del menor, bajando por su sutilmente marcados pectorales. 

Yibo se estaba dejando llevar por la excitación hasta que sintió que llevaba su mano al ombligo, donde comenzaba un delicado camino de suaves vellos. En un gesto suave, el mayor empujó su mano incitándolo a seguir bajando. El menor se detuvo.

–Zhan... – carraspeó – Zhan–gege, esto... no está bien – tomó las manos del mayor – Quizás debas ir a acostarte – los ojos de Zhan se empezaron a cristalizar, más de lo que ya estaban por la excitación. Iba a llorar de nuevo. Yibo no pudo resistir esa idea y lo abrazó como una forma de tranquilizarlo, luego le susurró al oído.

– Te llevaré a tu cama – Zhan sonrió y pareció calmarse.

Debido a sus insistencias, tuvo que llevarlo abrazado todo el camino hasta la habitación aunque, en realidad, eso no le molestaba para nada. 

El plan original era dejarlo durmiendo en su cama pero, al querer irse, el mayor no quería soltarlo en absoluto. Se negaba a liberar sus caderas, a las cuales se había abrazado (o aferrado) como un candado. Ignorando la poca cordura que le quedaba, el peliazul decidió que lo mejor era acompañarlo hasta que se durmiera. No tenía ninguna intensión oculta, se autoconvenció.