𝕱𝖗𝖔𝖒 𝖆𝖕𝖗𝖎𝖑 𝟒 [𝔳𝔢𝔯𝔰𝔞𝔱𝔦𝔩𝔢𝔰]

𝐎𝟓 𝖉𝖊 𝖆𝖇𝖗𝖎𝖑

Después de una larga discusión con Yixuan, habían prometido no seguir al trio de chicos y no involucrarse en su relación pero... la vida no se los hacía fácil.

Como si fuera una maldición; donde quiera que iban los encontraban. 

Si se dirigían al comedor, allí estaban.

Si descansaban en el campus, ellos también.

Si tenían clases en un salón, estaban en el siguiente...

De no ser porque los baños estaban separados por cubículos, hasta podrían haberse encontrado dentro. 

El momento culmine de su maldición llego al final del penúltimo ciclo, cuando ambos grupos fueron a descansar y merendar en su cafetería habitual a afueras del campus. 

Al llegar hicieron sus pedidos y fueron en busca de una mesa disponible pero la cafetería estaba llena.

No eran los únicos que tenían hambre. 

Ambos grupos caminaron hacia la única mesa libre y se encontraron de frente. 

Se observaron por un momento pero nadie decía absolutamente nada.

El silencio era tan incomodo que Zhan, como siempre, no lo soportó...

– Eh, bueno... podemos ir a comer a otro sitio ¿no? – habló con sus amigos y luego con el resto– siéntense tranquilamente... –  estaba dispuesto a irse cuando Wenhan los detuvo. 

–¡Quédense! d-digo, hay asientos suficientes para los siete... – se rascó tiernamente la nuca mientras los miraba esperando que aceptaran. Hizo ojitos de cachorro y casi podía notarse un puchero asomando de sus labios. 

Aunque sus amigos tenían unas caras tan largas que podrían limpiar el piso con ellas...

Yubin aceptó la oferta. 

– Podríamos compartir un momento ¿no? – Cheng bufó pero no reprochó nada. 

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Se sentaron juntos pero eso no cambio nada, todos estaban en silencio esperando sus pedidos. 

Zhan estaba cada vez más exasperado. 

¿Acaso querían volverlo loco?  

¿¡Para que sentarse juntos si no iban a cruzar ni siquiera una palabra!?

No aguantó un segundo más de sus miradas incomodas e intento comenzar una conversación. 

– Así que... ¿son de primer año? – rompió el hielo otorgándole una mirada sutil a Yixuan que parecía el mayor.

Antes de que pudiera abrir la boca, Yibo respondió por él.

– Aunque no lo parezca, el viejo también asiste a primer año – codeó al mayor y todos rieron.

– Porque es mi segunda especialidad, envidioso – Yixuan lo golpeó de vuelta dándole una mirada de superioridad – además, ¿quién cuidaría de ustedes si no estoy aquí?.

Sus tres amigos le recriminaron, pero fueron interrumpidos por el teléfono de Yixuan.

El silencio volvió hasta que el mayor se acercó nuevamente para despedirse, debía volver a su casa por un recado. 

La mirada de Zhan no pudo despegarse del alto y elegante chico que se alejaba. 

Yibo, que ahora estaba sentado frente a él, lo miraba detenidamente mientras un sabor amargo se acumulaba en su boca... casi como el vinagre.