Extraño (Kakuiza)

13

Mikey se sentía bien en esa casa. Se sintió feliz cuando estaba con su familia, con Kakucho y Kenchin. Por qué si, Kenchin era muy bueno con el.

Aunque a veces había cosas que le gustaría no escuchar. Se sentía un invasor en la propia casa de Kakucho.

Escuchar a su hermano llorar le rompió el corazón, nunca lo había visto así. Era más bien un tipo orgulloso y petulante, pero siempre se esforzaba por mantenerse fuerte. Le agradaba que por fin después de mucho tiempo se pudiera desahogar con alguien. Quería un poco más a Kakucho ahora.

Escucho un sonido bastante conocido del cuarto de Kakucho.

—Y esa es mi señal.— se levanto y camino hacia su hermano mayor—Shin, ¿Puedo ir con Kenchin?.

•••

Manjiro iba por la calle, mirando únicamente hacia el camino. Suspira y camina más rápido. No le gusta mucho estar solo en lugares públicos, con tanta gente.

Afortunadamente no tarda demasiado tiempo en llegar al taller de motos.

—¡Kenchin!—El de trenza suspira y lo saluda— Hola Inui-kun— saluda antes de agacharse junto a Draken a ver lo que esta haciendo.

—Hola, Mikey ¿viniste solo?— Manjiro asintió y no agrego mas. Draken se extraño por la corta respuesta y se limpio la grasa con un trapo —¿Mal día?

Manjiro asintió y suspiro.

Draken suspiro y rebusco en las bolsas de su overol de trabajo.

—Toma, no es mucho pero te alegrará un poco— los ojos de Mikey brillaron cuando vieron el dorayaki que Draken le extendia.

—Muchas gracias, Kenchin—sonrio con los ojos cerrados y comenzó a comer con los ánimos renovados.

Draken se preguntaba si era estúpido por enamorarse de una persona tan infantil y caprichosa como Sano Manjiro, luego lo veía hacer sonrisas como esas y se le olvidaba.

Ciertamente Mikey tenia una personalidad atrayente, de alguna manera tenias la necesidad de seguirlo. A Draken le sucedió de esa manera.

Aun recuerda la manera en la que logró dejarlo embelesado. Fue el primer día que lo conoció. Luego de que su hermano mayor se entretuviera con Seishu, Mikey no tuvo más elección que quedarse junto Ken, observándolo en silencio con sus grandes ojos curioriosos.

Draken no tenía problema, pero el chico no emitía ninguna palabra, así que el hablo.

—¿Te gustan las motos?— pregunto, pues Mikey no había separo su mirada de ella mientras hacía reparaciones.

—No lo se, pienso que son bonitas y mi hermano me hablo mucho de ellas, pero no se si me gustan —Draken asintió y continuo reparando.

—Esta moto en particular no es mi favorita, pero tiene su encanto— el más alto comenzó a explicarle todo lo que sabía de la moto que estaba arreglando en ese momento, siendo escuchado atentamente por el más joven. Le explico desde la historia de su creación, hasta la máxima velocidad que alcanzaba.

—¡Eso es genial!— la pasión con la que hablaba el de tatuaje hizo sentir emocionado a Mikey—Algún día llévame a pasear en moto, Kenchin.