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Emma siempre fue una buena chica, siempre a sido una buena chica. Eso es lo que piensa Kakucho después de esos 2 meses conviviendo en el mismo lugar.

Demasiado buena. Ahí, piensa que algo no está bien con ella. La estudia un poco. Nota pequeños detalles, como su excesiva amabilidad y la necesidad de siempre complacer a todos.

Luego nota que se vuelve demasiado inquieta cuando no puede hacer nada para ayudar. Comienza a mover su pierna o intenta hacer algo "util". Cuando se lastimó por que la atacaron tuvieron caso que atarla a la cama para que se quedara quieta, o quería ir a limpiar, o quería cocinar,  pero quería hacer algo.

Cuando noto que algo no estaba bien en la cabeza de la chica, fue cuando sin querer mientras lavaba los trastes tiro un vaso, no fue gran problema únicamente tenía que limpiarlo y listo, pero eso no paso, entro en panico y comenzo a disculparse, demasiado, intento arreglar el problema cuando Kakucho llego a ver que había pasado. Se corto la mano y comenzó a temblar.

—Emma-chan— hablo suave tratando de tranquilizarla.

La chica saltó.

—Lo siento, lo siento, lo limpiare— Sus hermanos igual habían llegado a verla.

—Emma-chan,— sostuvo sus manos entre las suyas— está bien, es solo un vaso y te lastimaste la mano, ve a curarte, ya lo limpio yo.

—P-pero el vaso— los ojos atemorizados de Emma miraron a la sonrisa tranquila de Kalucho. —Y-yo.

—Esta bien, es más importante tu salud que un vaso reemplazable —La tomo por las axilas y la cargo como símbad, la llevo junto a sus hermanos. La chica se veía un poco más tranquila — lleven a Emma a curarse y no entren a la cocina, limpiare los vidrios.

Los hermanos asintieron y se llevaron a Emma al baño para curarla.

Ahora ahí se encontraba, limpiando los vidrios del suelo, pensando en cuanto saldrían citas del psicólogo para todos. Tal vez a Izana se la podría posponer un tiempo, pero aún así saldría caro.

Resopla tirando con cuidado el vidrio en una caja.

—Es una mierda— susurra y se levanta, tratando de no morir del estrés.

—¿Qué es una mierda?— salta ante el tono de voz jugueton de Izana, se gira hacia su novio y ve su mirada juguetona desde el sillón.

—Me asustaste, bonito— Izana se río y palmeo el asiento junto a él. Kakucho se acostó con la cabeza en su regazo y se dejó mimar, solo un poco— adopte a puros enfermos mentales—susurro solo para que Izana lo entendiera.

El peliblanco carcajeo y asintió.

—Si bueno, ahora te atienes a las consecuencias— Kakucho se rie y asiente.

—Si ese es el caso deberé pasar más tiempo fuera de casa— suspira, tallandose los párpados con cansancio.

—¿Por qué?, ¿ya no nos quieres?— hace un puchero, Kakucho le da un beso.

—Naa, no me puedo resistir a su lindura— contesta abrazando su cintura— especialmente la tuya, pero necesito dinero para el psicólogo de todos ustedes y es demasiado.

Izana asiente, entendiendo.

—Prometo que comenzare a trabajar y te ayudare — Izana sale de su agarre y se deja caer en su pecho.

—Me parece justo— asiente Kakucho.

—Pero yo quería un suggar Daddy.— Kakucho suelta una carcajada y lo abraza más contra si mismo.

Extraño (Kakuiza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora