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—Izana, métete a la ducha — Shinichiro mira fijamente a Izana, este está justo al otro lado del sillón, moviendo su cola, alerta a cualquier movimiento de su hermano.

—No, el agua es fría. Los baños son horribles— el pelinegro abre los ojos asustado— no se como Kaku-chan los aguanta.

El último susurro hace a Shinichiro sentir un nudo en la garganta y sus ojos ardan queriendo dejar a las lágrimas salir. ¿Que tanta basura tuvo que pasar su hermano como para tenerle miedo incluso a un simple baño?

—Esta bien, ya no insistire— el pelinegro baja sus brazos con pesar y se sienta en el sillón, palmado a su lado para que su hermano se siente junto a él—¿Quieres contarme como eran tus baños ahí?.

—Nos metían a todos juntos en el baño y luego nos rociaban agua fría con una manguera—su mirada estaba perdida en alguna parte de sus recuerdos —. No me gusta, Shin-nii, no me hagas bañarme, por favor.

El ojinegro hace todo lo posible para tragarse sus lágrimas y abraza a su hermano, acunandolo en su pecho. Su hermano no entiende muy bien su acción y se ve aún más sorprendido cuando siente a Emma abrazarle por la espalda y a Manjiro –que nunca se a llevado especialmente bien con este último – restregarse entre sus piernas.

—No entiendo la razón por la que me abrazan, pero se siente bonito.

Kakucho sale del comedor, sintiéndose un poquito culpable por haber escuchado esa conversación familiar y se acerca acariciando sus suaves cabellos con cariño.

—¿Me lo prestan un momento?, me gustaría enseñarle algo.

Sus hermanos sueltan al peliblanco y Kakucho le pide amablemente que lo siga al baño.

—Yo dije que no me quiero bañar, Kaku-chan, dijiste que te dijera que cosas no me gustaban y esto no me gusta.— tiene una mueca incomoda en si rostro.

—Lo se, solo déjame mostrarte algo— abrio la puerta y ambos entraron. El más alto se acercó a la tina y la comenzó a llenar con agua caliente y fría al mismo tiempo. Se acercó a un estante donde tenía una caja con bombas de baño que nunca utilizaba y se la paso a Izana—. Dime cual te gusta más como huele.

Izana no entendía a que se debía todo eso, pero termino eligiendo una con olor a coco y se la tendió a Kakucho, quien ya había terminado de templar el agua.

— Mira, acércate —el ojivioleta se acercó un poco dubitativo, porque bueno, el agua en grandes cantidades le causaban desconfianza. — Vamos, sin dobles intenciones.

Izana se arrodillo a su lado y observo el agua, el de cicatriz le pidió amablemente su mano y este se la extendió.

La llevo rápidamente al agua y le mostró que no estaba fría.

—¿Lo sientes?, no esta fría, así se toma un baño, con agua calentita— le sonrió y dejo caer la bomba de baño dentro, el más joven se mostró sumamente sorprendido al ver como está se disolvía en el agua y comenzaba a soltar un rico olor a coco—, y con un lindo aroma, para disfrutar más.

Izana se encontraba fascinado con su nuevo descubrimiento, se preguntaba si podría entrar.

—Puedes entrar si gustas, solo quería mostrarte lo que es un baño real—Kakucho se levanto e Izana lo imitó.

—¿De verdad puedo entrar?— Sonaba algo inseguro.

—Seguro,— Kakucho asintió mientras dejaba un shampoo olor a crema de coco que había comprado específicamente para Izana, un jabón de barra y una esponja para su cuerpo junto a la bañera.— No tienes que hacerlo ahora si no lo deseas.

Extraño (Kakuiza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora