Asisten a las primeras clases. Todos miran el reloj que avanza tan lento. Pensaban que nunca iba a llegar la hora, pero... suena el timbre. Es el recreo y ya saben lo que tienen que hacer. Quedan los cuatro en el pasillo en el cual Carina se encontró a Dante y la guió hacia el cuarto bajo las escaleras.
Un momento... ¿Dante la guió?
Carina hace "click" en su mente. Dante la había guiado a esa sala.
¿O se había metido ella sola?
Pero por alguna razón él tiene información...
- ¿Por qué seguimos aquí? -pregunta Adriano apareciendo detrás de ellos. Se da cuenta de que no se mueven del lugar.
- Esperamos a que Iván se compré un refresco -murmura Beatrice suspirando.
- ¿Qué? Solo se ha atascado -le da unos cuantos golpes a la máquina expendedora.
- Vamos tirando, ya aparecerás -dice Beatrice empezando a caminar con Adriano y Carina.
Iván le da una sacudida a la máquina y por fin cae la lata- ¡Ya está! -corre detrás de ellos.
- Pues, nos guías -murmura Adriano.
- Es por aquí -avisa Carina mostrándoles el camino que se sabe de memoria.
Caminan por el largo pasillo de la primera planta, y como la última vez, tampoco hay gente en los pasillos. Esa parte cada vez tiene menos luz. Carina no sabe si eso es nuevo o aquel día también iba a oscuras. Llegan a las escaleras, donde Carina se para de golpe.
- ¿Qué pasa? -pregunta Iván al chocarse con su espalda, y se frotaba la nariz.
- Es ahí abajo -señala Carina con cierto temor de volver a ver lo que vio- ¿Estáis seguros de que queréis entrar?
- Vaya, sí que da algo de miedo -admite Adriano- Pero debemos saberlo.
La pequeña escalerilla de unos diez escalones es tétrica y oscura, gris y vieja. Pone en un cartel: cuarto de limpieza. La puerta del lugar, es blanca de metal con las esquinas oxidadas, es bastante normal, pero vieja.
- ¿Cómo pudiste pensar que aquí había una clase? -pregunta Iván en tono burlón.
- Y yo que sé, soy nueva, además, no hay otra sala al final del pasillo -se enfurruña y se cruza de brazos.
Se quedan parados sin moverse delante de la puerta- ¿Alguien va a abrir? -pregunta Beatrice.
- ¿Quieres hacer los honores? -le dice Iván señalando la puerta.
Beatrice hace una mueca asqueada- No, gracias.
- Yo lo haré -Adriano alarga la mano con ciertas dudas. Pero al bajar la manivela, la puerta está cerrada.
- Vaya -murmura Carina- La otra vez estaba abierta, como si...
La esperaran.
- ¿Cómo si qué? -pregunta Beatrice curiosa.
- Nada, nada -sonríe inocentemente- ¿Alguien sabe abrir cerraduras sin la llave?
- Ahora que lo dices... -murmura Iván y por alguna razón a su hermana no le sorprende.
Iván se acerca y mete el carnet del instituto por la rendija lateral de la puerta. La pasa para poder abrir el cierre, pero se le cae dentro.
- Mierda -maldice. Pero saca un hierro del bolsillo que nadie pregunta porqué tiene eso. Supongo que se van acostumbrando a la espontaneidad del chico.
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Encerrados
ParanormalCarina e Iván son dos hermanos que por sus padres se han tenido que mudar a un pueblo en Italia. Parece un pueblo normal y corriente, pero esconde más secretos de lo que creían. Hacen nuevos amigos, consiguen una vida normal... Pero les cuentan unas...