- ¡Carina! -llama su madre- ¡Carina!
La aludida escucha como su madre sube las escaleras y se para frente a su puerta. Da tres golpes y Carina suspira.
Habla con un tono más dulce- Carina, cariño, ¿ya estás?
La pelirroja se mira en el espejo. Lleva el vestido azul cielo que hace contraste con su pelo anaranjado tan largo que casi le llega a la cintura. Se siente como una princesa llevando ese vestido, sin embargo, se siente un poco incómoda por ese día de celebración a pesar de todos los sucesos que han habido a lo largo del curso.
Su madre abre la puerta, pero Carina no se da la vuelta. La mira desde el espejo. Se acerca por detrás y la abraza. Apoya su cabeza en el hombro de su hija. Siente los nervios y su corazón acelerado.
- Estás guapísima -murmura con una sonrisa.
Carina también se ve guapa, pero no sonríe- No me siento con ánimos de celebrar.
Su madre le da la vuelta por los hombros- Precisamente es un momento para celebrar, cariño -le acaricia la mejilla- Hemos sufrido mucho, todos, y hemos llegado al final, todos.
- Pero... Adriano se va a perder este día -baja la cabeza, pero su madre se la alza por el mentón.
- Seguro que no se lo pierde -sonríe y se abrazan.
- Gracias mamá, tú también has sufrido mucho -la vuelve a abrazar.
- Vamos a hacerte el pelo -le vuelve a dar la vuelta y acaricia su mata de pelo.
Carina se sienta en una silla y su madre le peina. Le recoge un poco de pelo de los lados con dos trencitas. Después la maquilla natural para que resalten sus pecas y le da un beso en la frente.
- Creo que ya estás -sonríe y su hija se levanta- Ve a por tu graduado excelente.
De pronto llaman a la puerta de la habitación. Resulta ser Iván, que por una vez, él es el que da prisas- ¡Carina! ¡Ya está Beatrice!
Su madre y ella se ríen- ¡Ya voy!
- ¿Ya ha intentado algo con ella? -pregunta con una sonrisita.
- No, pero hoy puede que sea el día -sonríe, coge su bolso y se dirige a la puerta.
Carina se dispone a bajar los escalones. Ve a Beatrice hablando con Iván en la entrada, pero justo una persona da un paso al frente. De pronto se siente como en un sueño, en una burbuja. No hay nadie más en la casa, solo están el chico de ojos grises y ella. Abre ligeramente los labios con la sorpresa. Dante se limita a pararse al pie de las escaleras. Está con un traje de color negro y su corbata es azul cielo, haciendo juego con el vestido de la pelirroja. No tiene esa sonrisa divertida, irónica o fingida. Está serio, pero calmado.
- Hola -murmura tendiéndole la mano para ayudarla a bajar el último escalón.
- Dante -casi susurra.
Pronto es consciente de la presencia de Beatrice cuando carraspea a su lado. Lleva un vestido verde oscuro, que hace juego con sus ojos. Le queda muy bien, es ajustado y de satén.
- Carina, estás guapísima -hace que se aparte de Dante por un abrazo.
Ella sonríe con sinceridad- Tú también, estás preciosa.
- Lo he avisado yo... bueno, e Iván -admite Beatrice con respecto a Dante.
- Espero que no te moleste, sino... -empieza a decir el aludido dando un paso hacia delante, pero Carina lo interrumpe.
- Está bien -sonríe con sinceridad- Me alegra que hayas venido.
El corazón se le encoge, había esperado tanto este momento. Supongo que por fin había llegado el día e iba a ser muy feliz.
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Encerrados
ParanormalCarina e Iván son dos hermanos que por sus padres se han tenido que mudar a un pueblo en Italia. Parece un pueblo normal y corriente, pero esconde más secretos de lo que creían. Hacen nuevos amigos, consiguen una vida normal... Pero les cuentan unas...