Cap. 6

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Los días pasan y no hay noticias nuevas. Carina no ha visto mucho a Dante por el instituto. Y las pocas clases que comparten, ha vuelto a sentarse al final. Por casa el ambiente también está raro. El padre casi no la pasa con su familia y está más serio de lo normal. Su esposa e hijos piensan que está estresado por el trabajo, porque cada vez que alguien lo llama, responde borde.

- Papá... ¿Podemos dar una vuelta por el pueblo? -pregunta Carina al entrar a la cocina.

- Hoy no, estoy cansado, iré a dormir -dicho esto se levanta de un taburete de la isla y sale de la cocina sin mirar a su hija.

Carina no entiende nada, Iván no sabe qué pasa y la madre prefiere no enfadar a su esposo.

Carina solo quiere hacer algo diferente, los días se han vuelto todos iguales y pasivos desde que entraron en aquella sala. Así que se va sola a pasear por la plaza.

- Parece que una niebla envuelva esta mierda de pueblo tan pequeño -murmura mascullando y le da una patada a una piedra.

- ¿Hablas conmigo?

Esa voz familiar...

Se gira asustada rápidamente cuando ve que tan solo se trata de Miguel- Ah eres tú, qué susto.

- Tranquila -ríe suavemente- ¿Qué haces por aquí?

- Pasear -se encoge de hombros.

- ¿Puedo acompañarte?

- Claro -sonríe amablemente- Es que... -duda un momento- Me aburría en casa -él asiente lentamente.

Llegan a la plaza que está justo en el centro del pueblo. Van a sentarse en el bordillo de la fuente del medio de la plaza.

- No te pregunté si estabas bien por como te fuiste aquel día -murmura Miguel y Carina se tensa un poco.

- Tranquilo, no pasó nada. Solo estaba cansada -explica sin mirarlo.

Se quedan en silencio, pero Miguel habla de nuevo- ¿Quieres que tiremos una moneda?

Carina no sabe de lo que habla hasta que señala la fuente- Oh, si quieres...

Miguel saca dos monedas y le tiende una a Carina. La lanza y sonríen.

- Ojalá se pudiera decir el deseo -sonríe Miguel y Carina también lo hace.

De pronto aparece alguien más- ¿Qué has pedido? -Carina se gira rápidamente a su otro lado. Es Dante.

Miguel frunce el ceño y parece tenso. Sin embargo Dante está bastante tranquilo con las manos en los bolsillos.

- No se puede decir -Carina se niega rotundamente. No quiere hacer incómodo este encuentro. Pero de pronto se encuentra queriendo que Miguel se marche.

Miguel y Dante se miran. Carina no entiende nada.

- Bueno, me tengo que ir -murmura Miguel y Carina frunce el ceño.

- No es necesario.

Miguel le sonríe a la chica- Tranquila, tengo que hacer algunos deberes. Nos veremos.

- Nos vemos -se despide agitando la mano y cuando se va Miguel, se gira hacia Dante- ¿Lo has echado?

- ¿Qué? -la mira confuso.

- He visto vuestras miradas, no soy tonta -se cruza de brazos.

- No, ya sé que no -sonríe divertido y Carina suspira.

- ¿Querías algo?

- ¿Por qué volviste a aquella sala? -pregunta serio y ella se extraña.

- ¿Y por qué no? Tú no me quieres dar información, así que la busco yo.

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