Llega el fin de semana por fin. No han hablado mucho de lo que vieron en aquel cuarto, de alguna manera se sienten más seguros así. De repente Beatrice llama desesperadamente por teléfono a Carina. Son las siete de la mañana y aún así descuelga el teléfono bostezando y medio dormida.
- ¿Sabes qué hora es? -pregunta Carina acariciándose el puente de la nariz.
- ¡Es muy tarde! -exclama Beatrice muy nerviosa.
Carina se extraña- ¿Tarde? -vuelve a mirar la hora por si se ha equivocado.
- Tarde porque estuvimos de juerga por el instituto y, ¡se me olvidó preparar mi propia fiesta! -exclama tanto que Carina tiene que apartar el móvil de su oreja por el susto.
- ¿Es esta noche? -qué rápido pasa el tiempo.
- ¡Sí! Necesito tu ayuda -suplica Beatrice.
- Está bien, iré a tu casa lo más rápido que pueda -trata de calmarla.
Cuelga y rápidamente busca en su armario algo que ponerse. Baja corriendo la escalera de su casa y se encuentra a su madre en el salón limpiando.
- ¿Qué haces despierta tan pronto? -pregunta Carina extrañada.
- Podría preguntarte lo mismo -le responde su madre con media sonrisa.
- Voy a casa de Beatrice a ayudarla con su cumpleaños -se limita a responder. Le da un beso a la mejilla para irse.
- ¡Pásalo bien! ¡Te quiero!
- ¡Te quiero! -exclama cerrando la puerta.
Sigue el camino por el que fue el otro día para ir a casa de Beatrice. Su casa es inmensa, se nota que es la hija del alcalde. Tiene dos plantas y es de color blanco. No se fijó tanto la última vez, pero tiene una gran fuente en la entrada. Sube los escalones hasta el porche y llama al timbre. Abre una Beatrice nerviosa.
- ¡Carina! -exclama la joven de ojos verdes y tira de su brazo hasta el interior.
- ¡Se puede saber por qué tantos nervios! -se coloca bien el pelo que se le ha despeinado.
- ¡Porque no hay nada listo!
¿Es que nadie duerme en la casa de Beatrice a las ocho de la mañana? Carina solo ve gente pasando de un lado hacia otro llevando comida, bebida, flores, incluso globos.
- Pero si ya está decorado -al menos las paredes ya tenían globos morados y blancos.
- Me falta el Dj, alguien que quiera estar en la barra y la tarta -enumera un poco histérica.
- Bueno, seguro que mucha gente quiere estar en tu cumpleaños -murmura y piensa- Pongamos anuncios de trabajo, no espera, no hay tiempo.
- Iré llamando a compañías, tú mientras ordena la tarta a cualquier horno -manda Beatrice.
- A la orden -hace un gesto de soldado y se ríen.
De pronto se forma un caos de llamadas, insistencias y rechazos. Caminan de un lado hacia otro con el móvil pegado a la oreja. Algunos del servicio las observan como si estuvieran locas (lo están un poco).
- No habrá Dj, he llamado a todo el mundo -Beatrice hace un puchero.
A Carina se le ilumina el rostro- ¡Mi hermano sabe hacer de Dj!
- ¿De verdad? -pregunta Beatrice con la boca abierta.
- Sí, pero aun no estará despierto, mejor si nos esperamos -murmura sonriente.
Aún así, el caos continua. Aunque peor lo está pasando el servicio, porque Beatrice no se decide donde poner las letras de feliz cumpleaños. Al menos Carina ya ha ordenado una gran tarta doble de chocolate.
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Encerrados
ParanormalCarina e Iván son dos hermanos que por sus padres se han tenido que mudar a un pueblo en Italia. Parece un pueblo normal y corriente, pero esconde más secretos de lo que creían. Hacen nuevos amigos, consiguen una vida normal... Pero les cuentan unas...