El grupo de amigos y la madre de los hermanos. Nadie dice nada, caminan en silencio. A Beatrice ya se le han escapado algunas lágrimas. Dante está preocupado y aprieta tanto los dientes que se le van a romper. Adriano está confuso, pero quiere que Carina esté bien. La madre tiene miedo por encontrarse una escena desagradable o que sea demasiado tarde. Es su hija. Su preciosa hija... Pero Iván, siente un mar de emociones. Está triste, pero enfadado, pero se siente culpable por no haberla creído antes o no haber ido él a por el estúpido pan. También tiene dudas porque aun no sabe toda la verdad y actúan un poco a ciegas. Porque si Carina no se encuentra en ese cuarto... no van a saber qué hacer. Así que piensa a toda velocidad.
- Tenemos que darnos más prisa -murmura Beatrice casi corriendo.
- Estoy segura de que Carina estará bien, se las arregla muy bien sola con su inteligencia. Os aseguro que tendrá un plan, solo debemos aparecer en el momento idóneo -habla al fin la madre tapándose con la bata de su pijama.
- Tienes razón, mamá -responde Iván tragando saliva y soltando una lágrima.
- Pero, ¿y si no llegamos a tiempo? -se pregunta Adriano nervioso.
- No... -se niega Dante rotundamente, no puede pensar eso.
- ¿Y si no está aquí? -se asusta Beatrice tapándose la boca con la mano.
- ¡Que no! -exclama Dante con molestia- Ella estará bien, estoy seguro. Y llegaremos a tiempo, porque la quiero y no puedo perderla... -se paran y se quedan en silencio mirándolo con sorpresa. Dante baja ma cabeza- Va a estar bien.
El pecho del chico de los ojos grises sube y baja rápidamente con dificultad. Ni siquiera le da vergüenza haberlo dicho, solo que se vuelve consciente de la verdad que acaba de soltar. Iván se acerca a él y le da un fuerte abrazo.
- Vamos a conseguirlo -le da unos golpes a la espalda y dibuja media sonrisa. Dante lo mira y asiente- Vamos allá.
Supongo que es la adrenalina, pero en ese momento, más que en otro, se sienten capaces de salvar la situación. No son unos héroes, pero son los amigos, familia y amor de Carina. Y no hay nada más fuerte que actuar con el corazón.
- Siempre dices esa frase -murmura Adriano con una sonrisa de boca cerrada.
- La dice mi personaje favorito de Jaulas y Misterios -dice con simpleza y sonríe.
Mientras tanto, Carina siente la presencia de su padre a sus espaldas. Después del pequeño shock, reacciona. Él no debe verla débil, ella debe aparentar que no tiene miedo, que lo sabe todo desde el inicio.
- Hola, cariño -murmura dando unos pasos. Ella traga saliva y ve que se posiciona delante de ella. Sube la mirada y se encuentra con esos ojos, esos que ha heredado de él y ve cada vez que se mira en el espejo.
Su cabeza quiere que ella aparte la mirada, pero la mantiene.
- Papá, ¿por qué haces esto? -pregunta con seriedad. Pero en verdad, sienten una oleada de sentimientos.
Ella se siente inundada, con ganas de despertarse de esa pesadilla, con un nudo en la garganta que la ahoga. Le duele la cabeza de tanto pensar, aprieta la mandíbula con fuerza por la impotencia, y es muy consciente de que las manos las tiene inmovilizadas por la cuerda. Así que acumula un dolor, que tarde o temprano iba a salir disparado.
- ¿Todavía no se lo has explicado? -le pregunta con tono cansado a Alonzo, rodando los ojos.
- Claro que sí, pero no para de preguntarlo, como si fuera a cambiar la respuesta -responde Alonzo poniendo los ojos en blanco y suspirando.

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Encerrados
ParanormalCarina e Iván son dos hermanos que por sus padres se han tenido que mudar a un pueblo en Italia. Parece un pueblo normal y corriente, pero esconde más secretos de lo que creían. Hacen nuevos amigos, consiguen una vida normal... Pero les cuentan unas...