un mal regalo de cumpleaños

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La mañana llegó como todos los días, aunque había mucha actividad en el pueblo,  este día era un día de celebración y duelo pues era el 10 de octubre el día en que el kyubi no Yoko había arrasado la aldea de la hoja. Éste día se celebraban ceremonias en honor a los caídos en combate y en especial al yondaime, el héroe que salvó a la aldea del zorro. Pero también era el recordatorio de que el zorro aún caminaba entre ellos. Hoy era el cumpleaños de Naruto Uzumaki y desde que tenía memoria solo eran Naruto y el hokage celebrándolo . El último año también fueron los ichiraku aunque solamente le dejaron comer gratis ese día.

Este año Naruto se sentía diferente, por una extraña razón la tristeza que siempre lo acompañó durante todos esos años estaba ausente, era extraño no sentía ese sentimiento de abandono, literalmente ahora estaba en conflicto al darse cuenta que no le importaba en lo más mínimo la fecha de su cumpleaños, se sentía como otro día cualquiera además de cierto modo se sentía demasiado relajado, era como si de alguna manera su chakra estuviera tranquilo y ligero, incluso se podía llegar a decir que se sentía hasta un poco más inteligente de alguna forma rara y retorcida. Aunque lo raro y retorcido se había vuelto la Norma desde que alucard apareció en el apartamento del rubio.

Naruto se había acostumbrado en tan solo una semana a levantarse temprano para poder comer y tener el tiempo suficiente como para digerirlo antes de los entrenamientos después de la escuela y no vomitar sus entrañas de paso.

El rubio tenía un horario sencillo, se levantaba lo más tarde posible, llegaba tarde para ser regañado y ser expulsado de las aburridas clases para tener el tiempo suficiente como para hacer sus infames bromas. Lastimosamente ya no tenía el tiempo para hacer sus bromas ya que tenía que obligatoriamente poner atención en clases o aprovechar ese tiempo de aburrimiento y descansar pues en la tarde tendría que pasar por esos infiermos que alucard llamaba entrenamientos, de los cuales, muchas veces estaba al borde de la muerte, que en realidad,  era la mayoría del tiempo.

Este día en particular era feriado así que no habían clases pero aún así tenía que hacer sus ejercicios en la tarde, Alucard lo había dejado muy en claro, que a pesar de ser su cumpleaños aún así entrenarían aunque prometió que esta vez harían algo muchísimo más divertido y del gusto de Naruto. El rubio no confíaba en Alucard pues ese tipo no tenía nada de sentido común aunque por otro lado eso era lo que lo volvía interesante siempre y cuando no fuera él, el receptor de dicha falta de sentido común.

El niño de ahora 12 años quiso salir a dar un paseo por los tejados y digerir su desayuno para prepararse a lo que fuera que Alucard estuviera pensando, pero al abrir la puerta se encontró con algo que definitivamente no debería estar en esta zona de la aldea.

Hinata? Dijo Naruto al encontrarse cara a cara con los ojos de una peli azul muy pero muy roja.

Na-na-na-naruto-kun dijo la chica aterrada.

Que haces aquí preguntó el rubio sin entender que haría alguien como hinata en un lugar como éste. En especial en su puerta.

Yo-yo-yo-yo-yo.... La niña parecía que iba a explotar de lo roja que estaba.

Que es eso preguntó Naruto notando un paquete en las manos de la niña.

Ésto, ésto, ésto es...

¿Acaso es un regalo para mí porque sabes que Hoy es mi cumpleaños?,  ¿o será que, en secreto, me admiras y estás enamorada de mí, pero te da vergüenza admitirlo abiertamente?—   bromeó el rubio sonríendo tan fuerte que su propia sonrisa amenazaba con partirle la cara y era tan grande que incluso tuvo que cerrar los ojos para darle espacio.

Hinata se congeló.

Bueno aceptaré tus sentimientos, recibiré el regalo y cualquier carta de amor que me quieras dar más tarde o en secreto dijo Naruto aún jugando, extendiendo las manos y sin abrir los ojos.

Naruto y sus DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora