Una Pequeña siempre soñó en poder llegar a ser una mujer casada con el amor de su vida, su amigo de la infancia era el afortunado, nadie mas que ella conocía la dulzura de su corazón, pero, había algo que los separo, la distancia y la edad. Ella era...
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Unas semanas había pasado, desde que la mujer alemana había dado a luz a sus mellizos, su esposo, permanecía a su lado, convivía con sus hijos y sobrinos, los héroes traídos por este estaban en el palacio, pero por que tanta tranquilidad en un momento de tanta tensión en el país de Alemania, por la simple razón de que habían encontrado el "cuerpo" del villano que había causado tantos problemas, a lo que la tranquilidad estaba comenzando, pero... ¿Cómo es que el Villano de villanos, había muerto? Era una incógnita que nadie quería resolver, así que el caso fue cerrado y las vacaciones de los héroes llegaron por fin.
— Si pasaremos un tiempo más aquí, bueno... hasta que sus hermanos puedan viajar en avión — Decía el mayor de todos —
— Saben... cambiando de tema... — dijo uno de los alados —
— Orell ciérrale la boca a Keigo — Hablo la mujer de rayos — antes que diga una tontearía
— Como ordene mi Kaiserin! — se acerco al Alcón — ¿Cuál es tu pregunta...?
Aquella pregunta había hecho reír a mucho en el jardín después de que ambos alados no se llevaban bien, ahora parecían amigos de toda la vida. Pero había una tensión de parte de una de las alemanas.
— Adriana, ven aquí un momento — La líder de la familia Wolf hablo —
— Tengo un regalos para tus hijos, les alegrara el animo a ellos como a ti, espero que lo aceptes — tomo sus manos y sonrió — Shoto mi niño puedes traerlos
— Claro que si mamá — el bicolor, corrió hacia dentro del palacio —
La mentalidad de la mujer del rayo morado, estaba lleno de tristeza, quería encontrar a su hermano, ella como el peliceleste no se tragaban el cuento de la supuesta muerde de el mayor de los Shigaraki. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos hasta que uno de sus hijos regreso con una bandeja de plata con pequeñas cajas en ella. Ella se levanto a lo que todos vieron su acto.
— Hijos del rayo verde, vengan a mi — dijo sonriendo — mis amados sobrinos
— Tía Lisener, que es lo que pasa — dijo la mayor —
— Ya es hora de que formen parte de nuestra dinastía oficialmente — la mujer tomo una de las cajas — Adelaide, rayo café, protectora de la tierra, te obsequio tu anillo Wolf — abre la caja enseñando el anillo — es tuyo
— Gracias! — la niña abraza a la mujer y toma la caja —
— Elske, rayo turquesa, dueña de la fertilidad de la flora, te entrego a ti tu anillo Wolf — toma otra de las cajas y se la da —
— Es un honor tía Lisener... — hace una reverencia y toma la caja —
— Y por ultimo, el hijo menor del rayo venenoso... Hans, mi niño del rayo lima... el rayo de la curación, lo opuesto a tu padre, pero igual en su fuerza y valor, esto es para ti — le entrega su caja — espero que lo utilices con sabiduría
