Una Pequeña siempre soñó en poder llegar a ser una mujer casada con el amor de su vida, su amigo de la infancia era el afortunado, nadie mas que ella conocía la dulzura de su corazón, pero, había algo que los separo, la distancia y la edad. Ella era...
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De regreso a casa, iba mas feliz de lo normal y era muy evidente, cuando pase por la sala, abrace a Tomura y luego a mi abuelo, para luego ir a la cocina y hacer algo de comer para ellos, eso fue una alarma para ellos.
— Haber, ¿Qué esta pasando niña? te viste en Japón
— Más bien que haz hecho Lisener? — dijo Tomura tomando una galleta
— Abuelo, por que no tenemos un bebé aquí, por favor...
— Querida, ya hablamos de eso, es o no es...
— Por favor... no puedo esperar mucho
— Maestro, aquí hay mas té...
— Dime que vio o hizo Lisener para estas así, Kurogiri?
— No le digas nada!
— Mi señorita, no puedo mentirle al maestro...
— Kurogiri... habla ya
— La señorita, le dio de amamantar a una bebé, en Japón... y bueno la bebé...
— Que con la bebé?
— Era ella... le dio de amamantar a ella...
No entendía de que hablaban, pero en eso vi como mi abuelo ponía la tasa en la mesita, y se levanto, no sabia por que tan rápidamente cambio de expresión, dentro de mi, había un miedo increíble...
— A-Abuelo... perdóname... per- — No pude terminar de hablar, cuando siento la bofetada de este —
— Te lo advertí Lisener, ya no volverás a salir de esta isla jamás!
— Y-yo... e-ella
— No digas nada más!
— Te odio!!
Salí corriendo de allí, y me encerré en mi habitación, no entendía como, pero jamás volví a salir de ella, cada cierto tiempo en todo el día, llegaba una enfermera a sacar la leche de mis pechos, algo que me hacia sentir como un simple objeto.
Mientras luchaba para que me dejaran en paz, Tomura entro, a la habitación, e hizo que las enfermeras salieran de allí, corrí a abrazarlo, estaba feliz que él estuviera a mi lado en estos momentos.
— Sácame de aquí... Tomura... ya no quiero que sigan haciendo esto...
— Sabes que no puedo sacarte... pero puedo hacer algo para que paren...
— Que es lo que puedes hacer...
— La ideas, puede ayudarnos a ambos... a ti, para que te dejen y poder ser lo que tanto quisiste, y a mi, para que el maestro deje de insistir
— Habla...
— Que tengamos un hijo...
— N-no, eso no va a pasar... ya le dije a mi abuelo que no...
