Me sentía tan feliz, cada vez mas me sentía mas segura de ser madre, los días pasaban cada vez mas rápido, estábamos a horas de mi boda... Las chicas, Fuyumi y Teka, todas estaban nerviosas, y mas yo, tenía que pensar en lo que le diría a Enji, no podía creerlo, estaba en bata mientras que arreglaban mi cabello y me maquillaban, mi padre estaba muy ansioso, al igual mis hermanos, aunque no aceptaban a Enji.
— Cariño todo estará bien, pronto seremos una gran familia
— Lo se Teka... pero estoy nerviosa...
— Puedo saber del porque? Te he visto extraña desde la entrevista hace unas semanas
— Prométeme que no se lo dirás a nadie...
— Claro que si linda
Me levanto para luego dejar al descubierto mi vientre, Teka al ver este comienza a llorar, sonríe felizmente mientras toca suavemente el vientre, sus manos estaban tibias.
— Así que tu eres la razón del sentir de tu madre... sabes frijolito... bienvenido a la familia Todoroki...
— Teka...
Abrace a Teka, sabia que con esas palabras eran suficiente para que todo fuese como lo esperaba, ya tenia el vestido puesto cuando las chicas entraron me abrazaron todas estaban hermosas
— Todas se ven como princesas y tu Nemuri, te ves como una diosa
— Gracias mi querida señorita Todoroki
En ese momento, tocan la puerta, era mi padre y mis hermanos, quienes con una sonrisa, se acercan a mi, uno de mis hermanos traía una caja, mi padre toma mis manos y me abraza, parecía estar triste llorando.
— Mi niña... ya es hora de dejarte volar... tus hermanos y yo te daremos una joya que tu abuela y madre desearían que tuvieras hoy es un día muy especial...
— Hermanita, hoy usaras la corona de la familia... Signo de tu gobierno en nuestra familia, de tu carrera como héroe...
— Tu una gran Kaiserin en todas sus letras, eres poseedora de esta bella joya, mi dulce hermana
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𝐿𝑎 𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑎 𝑇𝑜𝑑𝑜𝑟𝑜𝑘𝑖 | Eɴᴅᴇᴀᴠᴏʀ
Fiksi PenggemarUna Pequeña siempre soñó en poder llegar a ser una mujer casada con el amor de su vida, su amigo de la infancia era el afortunado, nadie mas que ella conocía la dulzura de su corazón, pero, había algo que los separo, la distancia y la edad. Ella era...