검은색 23: Reorientación구멍

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Una alarma sonó por todo el lugar, provocando que Felix diera un salto de la cama. Observo su alrededor, viendo aquella habitación de paredes blancas. No había sido un sueño, estaba allí de verdad.

Sus ojos bajaron al libro sobre su mesa de noche, leyendo la portada "Adán y Eva". Hizo una mueca, girando su mirada a la puerta, que acababa de ser abierta.

La misma mujer de ayer estaba frente a el, con una sonrisa en los labios.

- Arriba.- ordeno con voz seria, y sin saber por qué, Felix acato la orden.- Muy bien, sígame, joven Valois.- dijo la mujer, indicándole que saliera.

Felix suspiro, se había tomado el nombre del monje bastante en serio, pero poco le importaba. Salió de la habitación, mientras la mujer cerraba la puerta. Caminaron por los pasillos, bajando las escaleras y entrando en un sitio que parecía un comedor.

En este, habían más chicos de su edad, todos vestidos iguales a el. Algunos comían, otros jugaban al ajedrez, otros leían libros. Trago duro, pensando que parecían como perros domesticados.

La Hermana Kwan lo arrastro hasta una ventanilla con barrotes, del otro lado había otra monja, que le tendía dos vasitos de cartón, uno con agua y el otro contenía pastillas.

Las Hermanas le miraban con sonrisas en sus rostros.- Vamos, joven Valois, tomate tus golosinas.

¿Golosinas? Eso eran pastillas, claramente. Sintió la mirada penetrante de Kwan sobre su persona, por lo que volvió a acatar la orden, tomándose las pastillas y después bebiendo agua. Dejo los vasos allí, siendo guiado a una mesa, donde se encontraban sentados algunos chicos, en completo silencio.

- Ellos son tus nuevos compañeros.- presento la mujer.- No debes decir tu nombre, os conoceréis por vuestro apellido, y no podéis hablar.- dijo todo eso en tono serio, pero después sonrió.- Disfruta de tu comida.

Fue sentado a la fuerza en aquella silla, siendo totalmente ignorado por todos aquellos chicos. Ahora entendía el silencio sepulcral, los tenían amenazados.

Bajo su vista hasta el plato de avena que tenia en frente. ¿Querían ponerle a dieta o algo por el estilo? Agarro la cuchara y se metió un poco de comida a la boca, notando que la avena estaba pasada y parecía una pasta en su boca.

Dejo la cuchara de lado, sintiendo como su hambre desaparecía de la nada.

- ¿Cómo te llamas?- pregunto el chico a su lado.- No me mires, si nos ven mirándonos nos llevaran al aula de castigo. Mira a tu plato.

Hizo caso, fijando su vista en su plato.- Me llamo Lee...

- Nombre.

- ¿Nombre?

- Tú solo dime.- murmuro el otro chico, algo divertido por la situación.

- Felix.- respondió.

- Ahora entiendo por qué te llama Valois.- reprimió una risa el chico.- Mi nombre es Kim Wonpil.- se presentó.

- ¿No está prohibido decir nuestros nombres?- pregunto en un susurro el rubio.

Wonpil pareció suspirar.- Que no te metan ideas en el tarro.- le murmuro.

Antes de poder responder, un timbre sonó, provocando que todos los chicos se levantaran de sus lugares, aun en silencio. Felix les imito a duras penas, sin entender nada.

- ¿Dónde vamos?- pregunto en susurros hacia el castaño.

- A las clases.- respondió Wonpil.

La Hermana Kwan se acercó a el, con una sonrisa en sus labios.- Joven Valois, sígame, lo llevaré a sus clases.- le ordeno la mujer.

Felix compartió una mirada con Wonpil antes de marcharse, siendo dirigido por aquella mujer de cabello tapado por telas.

Volvieron a caminar por los pasillos, de vez en cuando, cruzándose con más Hermanas y otros chicos, que mantenían su mirada baja. Felix se estremeció por el comportamiento de todos  allí, parecían robots.

Salieron al exterior, en lo que parecía un campo. En este, habían varios chicos junto con un hombre de ropa formal y gafas. La Hermana Kwan insistió en que se pusiera en la fila.

- Muy bien, muchachos.- hablo el hombre, repasando a cada uno con la mirada.- Quiero que deis cincuenta vueltas corriendo a este campo. Ya.

Y dicho eso, todos los chicos empezaron a correr. Felix imito su acto, algo desconcertado. ¿Eso era un clase de educación física o algo por el estilo? Noto que a su lado corría el mismo chico de la cafetería, Winpil.

- Nos hacen correr para hacer subir nuestra masculinidad.- le explico.

Felix frunció el ceño.- ¿Para qué quieren que seamos más masculinos?- pregunto sin entender nada de lo que pasaba en aquel lugar.

Wonpil le miro con pena.- ¿Te obligaron a venir aquí?- pregunto, a lo que Felix asintió, recordando el suceso de ayer.- Pues, lamento decirte que estás en terapia de reorientación sexual.- le explico.

Felix trago duro, sintiendo sus piernas temblar.- ¿Reorientación...?

- Las clases de educación física son la mejor parte.- dijo Wonpil con una mueca.

No volvieron a hablar en toda la hora. Felix se sentía desfallecer, y la noticia de estar en un psiquiátrico para homosexuales, no le hacía mucha gracia.



































검은색 - 구멍
Esta parte de la historia es sumamente interesante de escribir :D

Black Hole // HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora