Recuerdos felices

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A la mañana siguiente Hermione no vio a Draco en el desayuno, ni tampoco en el resto del día, ya que no compartían clases y para el fin de semana ya era imposible tener algún encuentro con él, aunque ella estaba segura de que si lo hacían la iba a ignorar por completo. Que equivocada estaba pues el domingo en la noche cuando se disponía a regresar a su torre después de salir de la biblioteca alguien la arrastró a un aula vacía.

—Eres una pésima maestra Granger —hablo Draco frente a Hermione arrinconándola contra la pared con una mano en la pared arriba de su cabeza y la otra a un costado cerca de su brazo. —Que pasa una clase y ya te rendiste…

—No… yo… bueno… te fuiste… y…

Draco arqueo una ceja la tiempo que una media sonrisa se dibujaba en su rostro, Hermione imagino que era su típica postura de chico rompecorazones que cree que todo lo consigue con su cara bonita.

—Debiste buscarme… no muerdo Granger… no tienes que tenerme miedo —la castaña iba a protestar cuando el volvió a hablar —torre de Astronomía… mañana, a las 8.

Luego abrió la puerta y sin darle tiempo a responder nada la dejo sola. Y como él lo había dicho ahí estaba al día siguiente en la torre de Astronomía esperándola. Hermione se acercó hasta el sin saber que decir o hacer, Draco era tan impredecible, tan difícil de leer y entender, eso a la castaña la volvía loca no poder descifrarlo.

—¿Te piensas quedar toda la noche mirándome? —cuando la castaña regresó de sus pensamientos Draco estaba a escasos centímetros de su rostro, odiaba que hiciera eso.

—¡Qué! No, claro que no —contesto alejándose tropezando con sus propios pies.

Hubiera caído al piso si los reflejos de Draco no la hubieran salvado y ahora ella estaba en sus brazos.

—¿Te pongo nerviosa Granger?

—N-Nooo.

Sonrió de lado con esa expresión de autosuficiencia y galanteo descarado, definitivamente Hermione estaba empezando a odia ese gesto. Se zafo de su agarre de mala gana demostrando su molestia. 

—Hay que seguir practicando —sentencio ella recobrando la compostura.

Draco saco su varita y empezó a decir el hechizo tal y como la primera vez, y de la misma forma nada paso.

—Tu recuerdo no es lo suficiente fuerte —dijo la castaña sin mirarlo.

—Y porque demonios le hago caso a una patética bruja que estoy seguro tampoco lo puede hacer.

Hermione alzó su mirada fijándola en la de Draco quien la miraba de manera retadora así que ella sonrió con altanería, nada propio de si pensó Draco, pero antes que pudiera decir algo Hermione saco su varita pronunciando el hechizo.

De su varita salió una nutria que recorrió la torre iluminándola. Draco puso los ojos en blanco y estaba por lanzar una ofensa cuando un ruido en la parte baja del lugar los interrumpió.

—¿Quien está ahí?

Era la voz de Anthony Goldstein el prefecto de Hufflepuff, Draco y Hermione se miraron al tiempo que el patronus de la castaña se desvanecía. La castaña se acercó a la puerta de la escalera para decir algo y esperar que su compañero no le restará puntos, pero Draco la tomo de la cintura tapándole la boca con su otra mano y arrinconándola entre una columna quedando ambos ocultos cuando el prefecto apareció.

Solo un juego (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora