No me rompas el corazón

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El siguiente par de días Hermione y Draco no se vieron, ella ya conocía demasiado bien al rubio como para saber lo orgulloso que era así que concentro su tiempo en investigar sobre aquella mujer y la misteriosa caja. Necesitaba descifrar de una vez y por todas, la verdad, saber que todo lo que hizo, las mentiras, la traición a Harry no eran en vano, que no iba a terminar con el corazón roto a causa de Draco, que no se estaba equivocando con él.

Un libro que cayo abruptamente sobre su mesa la saco de sus pensamientos. Era un libro antiguo y estaba abierto justo en la sección de las diosas, más específicamente en la diosa de caos Eris.

La castaña alzo su mirada para encontrarse con los ojos negros y amenazantes de Pansy

—Lo que necesitas… está en esa parte de la mitología.

—¿Y por qué me ayudarías?

—¿Ayudarte? No te confundas… quiero destruirte… y lo voy a lograr cuando descubras la verdad sobre esa caja.

—¿Tú ya sabes lo que es?

—No… pero si se, que no es nada bueno —dijo la pelinegra, luego se acercó más a la castaña para susurrarle —y voy a disfrutarlo en primera fila.

—Estas, loca…

—Puede ser… pero si quieres descubrir la verdad… soy la única que te puede ayudar… ¿O enserio piensas que Draco se va a atrever a decirte?

La castaña no contesto, dentro sabia la respuesta y no pensaba darle el gusto de decirlo, no a ella, así que tomo el libro que estaba en la mesa para examinarlo.

Eris, la diosa de la discordia, conocida como la personificación de la envidia, los celos y el odio entre seres humanos. Como en los libros la describía físicamente, era bastante cercano a aquella mujer misteriosa, así que pasó el resto de la semana investigando sobre todo mito relacionado con la mujer y sobre todo los objetos ligados a ella.

La manzana de la discordia, absorción de la energía vital, posesión de cuerpos, siembra el mal entre los humanos, juguetes de los dioses. Eris interfiere incluso en sus corazones y juega con el destino de los humanos. El odio y la guerra son su motivación.

Esos eran algunas de las frases que Hermione tenía anotada en varios pergaminos de todo lo que había investigado y resumido tratando de entender las intenciones y motivaciones de la diosa. Paso el resto de la semana enfrascada en su pequeña investigación gracias a los libros y anotaciones que Pansy le había dado y aunque parecía estar cerca de descubrir la verdad, para el fin de semana su deseo de ver a Draco sobrepasó su autocontrol y antes de darse cuenta ya estaba frente a la gran pared del quinto piso entrando a la sala de menesteres.

Avanzo sigilosamente hasta llegar al armario evanescente, con temor acercó su mano hasta tocar la madera, solo para sentir su corazón apretarse al darse cuenta que su magia ya no la sentía, el hechizo había sido eliminado. ¿Desde cuándo? A estas alturas era algo que ya no despertaba en lo más mínimo su curiosidad. Sospechaba la razón, Draco jamás había intentado dejar de repararlo, jamás abandono su idea de cumplir su misión.

—Ya no está —sentencio Draco mirando a la castaña —no fue difícil eliminar tu hechizo.

—Ya veo —contesto Hermione apartando la mano del armario para dejarla caer a los costados de su cuerpo sin mirar al rubio.

Solo un juego (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora