Tentación

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Una semana había pasado desde que dejó aquella nota en la sala de menesteres, una semana en la que no había tenido ningún tipo de contacto con el rubio, ni siquiera entre clases o en los pasillos, había estado evitando incluso su mirada. Y ahora ahí estaba en la pared del séptimo piso pasando tres veces por el lugar para que le diera acceso a la sala. ¿Por qué? Ni siquiera ella lo sabía.

Estaba en la biblioteca tratando de estudiar sin éxito, se había acostumbrado a hacerlo en la sala de menesteres junto a Draco que ahora la biblioteca le parecía inservible.

Caminó lentamente por medio de la sala, una tenue luz provenía del fondo de la misma, una que reconocía perfectamente, se acercó hasta poder observar el incorpóreo patronus de Draco, pero lo que se encontró fue una pequeña figura que saltaba por la sala, no logro distinguir cuál era la figura del animal, pues el armario evanescente y la pila de cosas alrededor se lo impedía, pero eso era lo que menos le preocupaba, porque era un patronus completo.

¿Desde cuándo lograba hacerlo? ¿Porque nunca se lo dijo? ¿O lo logro ahora que estaban separados? ¿Tanta felicidad le causaba no verla? Un nudo en la garganta y dolor en su pecho se hicieron presentes al imaginar esa idea.

¿Por eso no la busco más? Ese era el trato, le enseñaba el hechizo y ya, no tenían nada más que los atara uno del otro.

Ella solo estaba ahí para obtener información y sabía perfectamente que eso no ocurriría, así que el hecho de que Draco logrará hacer su patronus significaba que debía aceptar la caja y sería el fin.

Eso era lo que ella quería ¿Verdad?

Un disco volador salió disparado hacia la castaña tratando de atacarla, pero con un simple inmobilus este se detuvo a medio camino, aunque el ruido fue suficiente para alertar su presencia, estaba demasiado cerca para irse sin ser vista, y verse como una cobarde así que avanzó decidida.

La intensa luz del patronus de Draco había desaparecido y él se encontraba en medio de la sala mirándola fijamente.

—¿Practicando? —preguntó Hermione tratando de evitar el incómodo momento.

—Tengo una pésima maestra —contesto Draco con tono frío. Tan de él —aparece y desaparece cuando le da la gana.

—No desaparecí… te dejé una carta… yo.

—¡Teníamos un trato! No he logrado el hechizo, así que no puedes dejar cartas estúpidas como esa…

Hermione no supo que responder, no por el grito, ni su evidente molestia, si no, por el hecho de que mintió, pero ¿por qué? ¿Que ganaba con eso? Podía ponerle fin a todo y no lo hizo.

—Yo…

—Te molesto lo que te dije, lo entiendo —interrumpió el rubio—, pero no me voy a disculpar así que solo olvídalo.

Silencio. Es lo único que había en el lugar. Hermione intento dar media vuelta para irse, pero Draco ya estaba frente a ella tomándola de los hombros.

—¡Solo olvídalo! —la expresión del rubio era distinta a la que la castaña estaba acostumbrada, era vulnerable, desesperada, su tono de voz ¿Era suplica?

Solo un juego (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora