Culpa

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El resto de la semana Hermione trato de evitar a cierto rubio, aunque esto no fue nada difícil, pues desde su último encuentro Draco volvió a ser el mismo, claro el mismo de ese año, alejado solitario, sin molestarlos ni una sola vez.

¿De verdad quería cambiar? No eso era imposible, las personas como Draco no cambian, pero había algo en el que no le permitía apartarlo de sus pensamientos, cuando sus miradas conectaron en aquella aula la castaña vio algo más allá de esa mirada fría y despectiva. ¿Miedo, dolor, culpa? Movió su cabeza para despejar esas ideas y concentrarse en la poción que tenía en frente, por el rabillo del ojo miro a Draco en la mesa del fondo concentrado en sus ingredientes, observó como el lentamente alzaba la mirada en dirección a ella, empezó a girar su cabeza para encontrarse con esos ojos gris llenos de misterio para ella, cuando Ron la tomo del hombro.

—No se vuelve rosado Hermione…

La castaña puso sus ojos en su pelirrojo amigo y luego en su desastrosa preparación.

—Te falta los ciempiés… —contesto al mismo tiempo que le ponía atención a su propia poción

—¡Eres la mejor! —soltó Ron con una sonrisa, haciendo que la castaña se ruborizar sintiendo aquella corriente eléctrica recorrer su cuerpo. Eso era lo que debía tener en mente Ron y Harry sus dos mejores amigos.

Al final de la jornada escolar los chicos fueron a su práctica de Quidditch así que la castaña como es habitual se refugio en la biblioteca por unas horas, cuando sintió que fue suficiente fue directo a la torre de su casa, Al pasar por aquella aula en la que Draco la encerraba no pudo evitar sentir un hueco en el estómago, sentía culpa por no aceptar su obsequio, pero algo dentro de ella le decía que no podía confiar.

Estaba por subir las escaleras cuando miro al rubio dirigirse hacia los baños con el semblante bastante acabado, se lo veía afligido y asustado, miro alrededor percatándose que no había nadie y lentamente lo sigo.

—Malfoy —dijo la castaña entrando al baño donde el rubio de encontraba arrimado al lavamanos. Draco alzó la mirada encontrándose con el rostro preocupado de Hermione a través del espejo.

—¡Qué mierda haces aquí!

—Ah… yo solo… yo… te vi mal y…

—¡Y qué! Creíste que necesitaba tu lastima.

—No… yo…

—¡Lárgate Granger!

—Sabes no tienes que ser un completo idiota. No sé ni para que vine.

Hermione dio media vuelta para salir del baño.

—¡Espera! —la voz de Draco la hizo detenerse —¿aceptaras caja?

—¿Por qué tú insistencia con eso?

—No me gusta deberle a nadie…

—¡Pues a mi no me debes nada! Así que ya olvida esa caja que no la aceptaré.

—Estoy intentando ser amable… ya te lo dije.

—¡Por qué! Porque ahora, has sido una horrible persona conmigo durante años, y ahora quieres ser amable. ¡Si claro!

Hermione empezó a girar la manija de la puerta para salir, pero Draco empujó la puerta de nuevo para cerrarla al tiempo que acorralada a la castaña para evitarle salir.

—La guerra cambia a las personas Granger.

Draco mantenía sus manos en la puerta impidiéndole el paso a Hermione, curvando su cuerpo para estar a la misma altura que la castaña y poder hacer contacto visual directo.  Logrando que ella se pusiera tensa y nerviosa.

—No confías en mí… —susurro Draco al oído de la castaña con una ligera sonrisa —haces muy bien…

—Entonces déjame ir… —la voz de Hermione sonaba a suplica inundado los sentidos de Draco.

—Con una condición —la castaña levantó la mirada para ver directamente a esos ojos grises —déjame demostrarte que cambie…

—Porque —soltó con autoridad, recobrando su valentía.

—Porque te mueres por salvarme… —soltó una risa sarcástica a la par que se alejaba de la castaña —¿miedo, dolor, culpa? Hay por favor Granger… ¿enserio?

—¿Tú cómo?

—Eso es lo que piensas de mi… que la única razón por la que me comportó así es porque debe haber algo malo en mi! Pues que crees… ¡estoy perfectamente bien! ¡No necesito lastima de nadie!

—Yo no dije eso…

—¡Pero lo piensas! ¡Porque eres igual a todos! Te crees perfecta y te sientes en la autoridad de juzgar y asumir como son los demás, pero te equivocas… Te lo dije intento ser amable por una puta vez y tú solo buscar razones para encontrar algo malo me mi ¡Así que para que intentarlo no! Mejor sigo siendo el mismo cabron de siempre.

Se acercó a la puerta apartando a la castaña para salir dando un portazo que dejó a Hermione con la respiración acelerada y una culpa inundada en su pecho.

Draco avanzó por el castillo abriéndose paso empujando a niños de primero para saciar su enojo. Llegó hasta la torre de Astronomía recuperando el ritmo de su respiración mientras observaba el relajante paisaje.

—¿Mi pequeño dragoncito está triste?

La voz melosa y sexy de aquella diosa resonó en la torre, pero Draco permaneció en su lugar ya acostumbrado a sus habituales apariciones.

—Si no te conociera diría que de verdad te afectó tu pequeño encuentro con aquella chica…

—Pues no me conoces… —contesto dándose la vuelta para encararla —y por lo visto tampoco a la sangre sucia… —La diosa se acercó hasta el chico desapareciendo frente a él para luego aparecer a su lado, algo que hacía que Draco sintiera escalofríos cada vez—. La insoportable sabelotodo, siempre quiere tener razón… Y la culpa por haber herido los sentimientos de otra persona la hacen débil… Así la convenceré de aceptar la estúpida caja…

—¿Así que todo fue un show? No es más fácil usar tus encantos —hablo la diosa tomando el rostro del rubio en sus manos.

—Ya te lo dije, tu no conoces a la impura… ella no caerá y aunque lo haga… yo jamás me acercaría de esa manera a esa despreciable sangre sucia… —escupió con odio la última parte.

La diosa soltó un suspiro acercándose mucho más al rubio hasta rosar sus labios, satisfecha y deseosa por la actitud de Draco.

—Pues más te vale que tú jueguito funcione…

—¡Funcionara! —soltó Draco al momento que intentaba acortar la poca distancia que quedaba entre ambos, pero la Diosa sonrió desapareciendo dejando al rubio con la respiración acelerada como cada encuentro con ella.

Solo un juego (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora