No hay tiempo

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Slytherin, la casa de los astutos y ambiciosos, personas controladoras y determinadas a conseguir sus objetivos a cualquier precio.

Gryffindor, la casa de los valientes, su rebeldía provoca el caos y su inalcanzable deseo de heroísmo los vuelven siempre el centro de atención.

Dos casas, dos personalidades, enemigos naturales y en Hogwarts los dueños del castillo.

James, Luke y Eva. Populares, adorados por alumnos y maestros, temidos por aquellos que se meten en su camino. Heredaron su reinado de Ted, Victorie y los gemelos Weasley. Y ahora están listo para dejar su fama y poder a la siguiente generación. Albus, Scorpius y Lily.

¿Y Rose Weasley?

—Invisible —soltó la chica castaña en un suspiro mientras observaba a sus primos divertirse cerca del lago negro.

Rose estaba sentada a unos cuántos metros mirándolos. Siempre alejada, siempre oculta. Se limpió una pequeña lágrima rebelde que escapó de sus ojos lista para irse hasta que la contagiosa y dulce risa de Scorpius atrajo su atención nuevamente siguiendo al chico con la mirada que escapaba de los correteos de Eva. Suspiro frustrada por volver a perderse en el chico, aquel dulce rubio que la protegía de niña. Paso de ser la prima que todos quieren proteger, a la intrusa en la que nadie confía.

—Espero que no estés mirando a Malfoy.

Rose se sobresalto mirando a unos pasos de ella a un chico alto con el cabello negro y rizado.

—Eso no es asunto tuyo ¿O sí? —contesto Rose levantándose molesta para irse.

—Conozco bien a tu padre como para saber que el no estaría feliz de verte con ese chico.

—Sí de verdad conocieras a mi padre sabrías que estaría dichoso de que esté cerca de él.

Rose se alejó con una sonrisa burlona, pero solo a unos pasos sintió la mano del chico tomar su brazo para detenerla y ponerse frente a ella.

—¡Yo jamás permitiría que te acerques a un Malfoy!

Rose no reaccionó algo en la mirada y tono de voz de chico la hicieron quedarse aterrorizada e inmóvil.

—Los Malfoy no son buenas personas, ellos solo merecen pena y dolor.

—Suenas como… debo irme.

—Ya te dije que conozco bien a tu padre. Se lo que diría.

—¿Mi padre te mando a espiarme? —soltó Rose incrédula—. No puedo creerlo. Estoy haciendo su maldito trabajo sucio. ¡por qué no me deja en paz.!

—Rose tranquila, nadie me mandó. Pero si tu padre te pidió que hicieras algo, dime qué es. Yo te puedo ayudar.

—¿Y por qué me ayudarías?

—Porque soy Ron Weasley. Tu padre. Vengo del pasado. Llegué aquí junto a Ginny, Harry, Hermione, Malfoy, Nott, Zanini y Parkinson.

—No eso no…

La chica no pudo hablar más, el aspecto del chico frente a ella empezó a cambiar. El cabello negro ahora era pelirrojo. Era su padre.

—¿Cómo hiciste eso?

—Ya te lo dije. Vengo del pasado y ahora necesito que me cuentes todo. La vida de todos. De tu madre, de Malfoy, Harry, Ginny, ¡de todos.! Necesito conocer sus errores, saber sus debilidades, esta es mi oportunidad para poder destruirlos a todos.

Rose mira hacia donde aún se encontraban sus primos con culpa.

—¡Eres mi hija Rose! Debes ayudarme, es conmigo donde debe estar tu lealtad —se apresuró a decir al ver duda en la mirada de la chica. Rose muro a su padre unos segundos antes de rendirse agachando la mirada.

Solo un juego (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora