Sin emociones

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—¡Atiza! —Parpadeó Ron al ver a Hermione, que corría hacia ellos—. ¡Estás espectacular!

—Siempre ese tonito de sorpresa —se quejó Hermione, pero sonrió, sintiendo sus mejillas ruborizarse, agachó la mirada observando su vestido de color lila con zapatos de tacón a juego—. Pues tu tía abuela Muriel no opina como tú. Me la he encontrado en la casa cuando fue a darle la diadema a Fleur, y ha dicho: «¡Cielos! ¿Ésta es la hija de muggles?», y añadió que tengo «mala postura y los tobillos flacuchos».

—No te lo tomes como algo personal. Es grosera con todo el mundo —dijo Ron mientras acariciaba su mejilla tímidamente al igual que su sonrisa.
Hermione apartó su vista del muchacho avergonzada y con una tímida sonrisa cuando el sonido del viento la hizo mirar un pequeño árbol robusto y viejo en el horizonte al que las hojas se le caían una tras otra como si fueran coreografiadas y nuevamente se transportó a ese día.

La adrenalina correr por su cuerpo, el corazón latiendo tan fuerte y acelerado, concentrando toda su atención en recordar hechizos de defensa y ataque repitiéndolos en su cabeza una y otra vez mientras el Thestral se eleva lentamente.

A penas lograron alzarse unos cuantos metros cuando fueron rodeados por al menos unas 30 figuras encapuchadas.

Los destellos verdes atravesaban el oscuro cielo, un par de Hechizos fueron lanzados por Kingsley mientras que Hermione esquivaba los que intentaban llegar hacia ellos, hasta que una luz verde atravesó muy cerca de la castaña, logrando que Kingsley cambiará el rumbo del Thestral precipitadamente y haciendo que la castaña pierda el equilibrio resbalando del animal y apunto de caer, si no fuera por un campo de fuerza que la sostuvo. Hermione miro a todos lados mientras volvía a acomodarse segura junto a Kingsley tratando de encontrar a quien la salvó cuando Voldemort apareció frente a ellos con la varita en alto cuando un torbellino de hojas secas eliminaron por completo la visión del camino. Kingsley tuvo que hacer una maniobra arriesgada haciendo que la castaña se aferrara a él para no volver a caer y cuando parecía que Voldemort tenía la situación controlada y las hojas empezaron a desvanecerse la expresión de este cambio y desapareció dejando al resto de mortífagos lanzando Hechizos contra ellos.

Sin perder tiempo Hermione apretó el agarre de su varita para lanzar ataques a su alrededor mientras el Thestral los alejaba a gran velocidad. Hermione miró por encima de su hombro a una figura siguiendo la dirección contraria que el resto de mortífagos.

—¿Están hablando de Muriel? —preguntó George, que en ese momento salía con Fred de la carpa.

Hermione volvió a la realidad alejándose de Ron y concentrándose en la conversación que mantenía los gemelos.

A los pocos minutos y tras un encuentro con Viktor Krum la boda empezó, resultando perfecta y muy emotiva.

Ahora Hermione se encontraba sentada al lado de Harry cansada de tanto bailar junto a Ron. Miro a lo lejos donde el pelirrojo se encontraba caminando en dirección a las bebidas mientras una sonrisa en su rostro se formaba, pues esa había resultado una velada completamente perfecta junto a él, pues la hacia sentir especial, amada y con el todo era sencillo y perfecto. La castaña apretó los puños encima de la mesa al recordar con quién no todo era fácil y perfecto, pero que se sentía mil veces mejor.

No pudo seguir en su pelea interna por sus sentimientos pues en ese momento una figura enorme y plateada descendió desde el toldo hasta la pista de baile. Grácil y brillante, el lince se posó con suavidad en medio de un corro de asombrados bailarines. Todos los invitados se giraron para mirarlo y los que se hallaban más cerca se quedaron petrificados en posturas absurdas. Entonces el patronus abrió sus fauces y habló con la fuerte, grave y pausada voz de Kingsley Shacklebolt:

Solo un juego (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora