Comenzamos la verdadera carrera.

2.8K 212 2
                                    

Me quede parada en la entrada de la cafetería no por mucho tiempo ya que mi hermano ya se estaba dirigiendo a mí con lágrimas en los ojos, eso hizo que a mí también se me saltaran las lágrimas dejándolas caer como una cascada por mi rostro. El tiempo se paró a la vez que veía como mi hermano se paraba delante de mí para lentamente abrir sus brazos y abrazarme con todas sus fuerzas.

-Te quiero- dijo separándose de mi para cogerme de la cara y obligarme a mirar su rostro lleno de lágrimas- no me vuelvas a hacer esto nunca más- me dio un beso en la cabeza y me volvió a mirar con sus expectantes ojos verdes- por favor.

Mire detrás de él a la persona con la cual estaba sentado.

-Hola Ana- dijo para después dirigirse hacia mí.

-Noah- susurre, sus brazos me atraparon fuertemente hasta casi dejarme sin respiración.

Después de irnos todos juntos a la habitación y ver como se llevaban a mi abuelo al quirófano mi hermano y yo decidimos llevarnos a mis primos a la casa para que descansaran y nosotros ducharnos, descansar y volver aquí.

-¿Estuvo Alejandro aquí no es así?- le pregunte a mi hermano mientras íbamos a montarnos en el ascensor.

-Sí, y sigue por aquí- dijo pulsando el botón de la planta baja.

-¿Dónde está en estos momentos?

-Supongo que corriendo, hoy es la gran carrera, ¿no lo recordabas?- mierda y más mierda, la gran carrera y yo debería de correr.

Cogí rápidamente el teléfono y llame a Alexandre el cual había salido antes que nosotros hacia la casa.

-Ya te has enterado ¿no?- me dijo en el primer tono.

-Sí, anda que me avisas o algo.

-En tu estado no creo que puedas correr- eso me hizo soltar una gran carcajada.

-No solo correré sino que ganaré cariño- dije poniendo rumbo a mi casa con mi hermano pisándome los talones.

-Eso tendré que verlo yo- dijo soltando una pequeña risita.

-¿Apostamos?- le dije sabiendo que no me iba a rechazar esta propuesta.

-Lo que quieras- lo sabía.

-Pues en menos de quince minutos quiero un coche preparado para mí, ahora nos vemos Alexa.

-Prepárate primita- dijo esto y colgó.

Me gusta que las cosas sigan como antes, no lo cambiaría por nada.

Corrí lo máximo posible hasta llegar a mi casa con mi hermano aun pisándome los talones.

Baje corriendo del coche para entrar como una bala a la casa e ir directa a mi habitación, mi habitación la cual estaba al igual que antes, no habían cambiado nada, solamente que ahora al lado de mi cama se encontraba una pequeña cuna de madera blanca con detalles en azul más clarito, encima de esta había como un pequeño atrapa sueños rojo y blanco, me acerque lentamente a la pequeña cuna y pase la mano con miedo.

-Bienvenida a casa- me gire rápidamente para ver a Arabelle, en los brazos de esta había una pequeña niña de pelo color castaño y unos ojos grandes y azules, la niña cuando se percató de mi presencia abrió aún más los ojos y se intentó lanzar de los brazos de su madre hacia mí.

-Ana, te presento a Ana- me dijo Arabelle pasándome a la niña.

-Es preciosa- fue lo único que dije mientras la niña jugaba con un mechón de mi pelo ahora rubio, sus facciones regordetas y a la vez finas hacían que le dieran un toque de gracia, por lo visto era muy risueña, esta pequeña niña era mi ahijada, a la que le consentiría hasta la más mínima tontería.

-Ana, siento interrumpir este momento tan bonito pero debemos irnos- dijo Alexandre desde el marco de la puerta de mi habitación.

Le pase la niña a Arabelle y esta me guiño un ojo para después salir las dos de mi habitación, me fui hacia el vestidor para cambiarme la ropa con la que llevaba todo el día, no me daba tiempo a ducharme así que me ducharía cuando volviera de las carreras.

De mi vestidor decidí escoger unos pantalones de tela de licra negros junto con un top negro en el que ponía Guess en dorado me calce unos tacones dorados también, cogí mi chaqueta negra de cuero y baje corriendo las escaleras, mi primo estaba apoyado en la puerta de la entrada, llevaba puesto unos pantalones negro junto con una camisa blanca y sus zapatos de Armani, cogí las llaves que él me tendía y como si tuviéramos pocos minutos para llegar cada uno nos montamos en su correspondiente coche, una vez que ya íbamos saltándonos semáforos y esquivando coches decidí llamar a Alexandre.

-Dime preciosa- escuche como su voz atravesó todos los altavoces del coche.

-¿Dónde está el coche que te pedí?

-Preparado y listo, ¿te pensabas que se me había olvidado? Pues no guapa, es una sorpresa- me lo pude imaginar rodando los ojos.

-Perfecto, oye, otra cosa de la cual me acabo de dar cuenta, ¿Dónde está Isabella?

-Con su hermano- eso me pareció extraño- no me preguntes por qué- dijo rápidamente mi primo.

-Vale- le dije esto y colgué ya que estábamos llegando a nuestro destino.

El Treton estaba plagado de coches, más de lo que nunca lo había visto, lo habíamos inventado mi primo y yo, así que mira a ver si lo había visto.

Pasamos entre la multitud la cual se abría paso para dejarnos pasar, aparque mi coche justo al lado del de mi primo y me baje con mi peculiar elegancia, me cogí de la mano de mi primo, y entre silbidos, aplausos y algún que otro cumplido nos fuimos directos donde estaba mi coche, mi precioso Lykan Hypersport pero que esta vez era rojo.

-Gracias- dije abrazando y besando a Alexandre.

-No me costó tanto conseguirlo, sabes tú que nadie se atreve a meterse con un Dómine- dijo guiñándome un ojo.

Cogí las llaves que me tendió y rápidamente me monte en el coche, escuche rugir el motor y supe que la verdadera carrera empezaría desde este momento. 

Mátame. (NPSA3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora