Secuestrada.

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Ana P.O.V.

-Hola Alex- lo llame por su diminutivo haciendo que todos sus bellos se pusieran de punta y se tensara.

-¿A qué has venido?- dijo mirándonos detenidamente a Bea, Inma y a mí.

-Queríamos haceros una visita- alzo una ceja y negó.

-No tengo tiempo de tus jueguecitos- eso me cabreo, mire a Bea al tiempo que ella me miraba y sin que le tuviera que decir nada le clavó un cuchillo a Luciano en el muslo haciendo que este soltara un gruñido.

-Ah, pues yo si- me acerque a él, aunque fuera con tacones él me seguía sacando algunos centímetros por lo que cuando estaba más cerca de él tenía que levantar la mirada- me he enterado de que te has echado novia- solo con decir eso se me revolvían las tripas.

-Por lo que veo tus fuentes son buenas- dijo mirando por encima de mi hombro a mis amigas.

-Demasiado, me encantaría conocerla- él volvió a posar su mirada en mi- aunque claro, eso si la quieres ver muerta porque es lo que voy a hacer nada más verla- su sonrisa de medio lado se hizo presente haciendo que la mía apareciera.

-Por eso no te la presento- dijo guiñándome un ojo, hablar de la supuesta novia de Alejandro hacia que se me revolviera el estómago.

Mire a mis dos lados, y por una vez en mi vida me pare a pensar en todas las cosas que habían pasado, Alejandro y yo nos conocimos, nos odiábamos pero sin saberlo nos amábamos, mis amigas se enamoraron de sus amigos, descubrimos que teníamos más cosas en común de las que pensábamos, después nos vinimos a vivir aquí a España junto a Noah y Arabelle, nos peleamos y yo me fui a Valencia junto con Bea la cual ya sabía que yo era de la mafia, Alejandro fue a buscarnos, regresamos a casa, seguimos con nuestras vidas pero Alejandro y yo siendo una pareja, descubrimos que Sergio era el cabecilla de los Collins y tardamos pero al final fuimos a por él, las cosas se complicaron ya que mataron al novio de una de mis mejores amigas, yo fingí mi muerte y después de dos años metida en una mafia en la cual el jefe era el ex de mi tía y mi novio era mi primo decidí volver y ahora aquí nos encontrábamos, los que eran nuestros novios atados y amordazados menos Alejandro el cual está parado frente a mí.

-Bea desata a Luciano y ve a curarlo- ella asintió y desato a Luciano, este la paso un brazo por el hombro y como pudo empezaron a caminar a la segunda planta- Inma déjanos solos- esta asintió y sin desatar a Kyan lo saco de la casa.

-Sabía que no podrías mucho tiempo con esto- sonrió con sorna lo que hizo que le pegara un puñetazo en la mandíbula.

-Esto no tiene nada que ver con ellos cuatro- dije con los dientes apretados.

-Supongo que no- se encogió de hombros y se cruzó de brazos- entonces, ¿Qué es lo que has venido a hacer aquí?- pregunto.

-Venía a hablar sobre nuestras mafias, quiero que dejes ya los intentos de quitarnos nuestro dinero y nuestros socios, porque no te van a funcionar, lo único que das a pensar es que tanto tú como Isabella estáis despechados- vi como apretaba la mandíbula y la relajaba al poco.

-No puedo estar despechado si mi novia está muerta- eso me hizo apretar la mandíbula a mí.

''Huy, golpe bajo''

Vienes en los peores momentos.

''Lo siento, pero es que no he podido evitarlo''

Desaparece.

-Pero como podrás observar no estoy muerta- dije señalándome de arriba abajo.

-Lo que hiciste fue rastrero y lo sabes- la verdad es que tengo que admitir que sí, pero no delante de él.

-Lo hice por una buena causa- dije frunciendo el ceño.

-Bien, pues explícame esa buena causa- lo mire sin saber que decir mientras él se sentaba- adelante- me incito.

-A ver, yo se quienes mataron a Pablo- él elevo sus cejas y abrió sus ojos.

-Yo pensé que fueron los Collins- dijo con el ceño fruncido.

-Los Collins en ese momento estaban muertos- me senté en el sillón que había justo enfrente de él- bueno pero a lo que iba, a mí me llevan persiguiendo la mafia rusa desde que mate a su jefe, ellos fueron los que mataron a Pablo, el mensaje que él tenía era para mí, ellos sabían que lo iba a ver, lo único que podía hacer en esos momentos era desaparecer, solo la hija de Oscar, la que ahora es la jefa de la mafia rusa sabría que yo estaría viva, lo cual tampoco resulto ya que mientras que yo estaba en la mafia de los Lawrence no supe nada de ellos hasta que en el entierro de mi abuelo un francotirador comenzó a dispararnos a todos dándole a mi abuela, pero lo que quiero que entiendas es que si yo me fui fue para que no le hicieran daño a nadie más, la muerte de Pablo todavía recae sobre mí y hasta que no vea a todos los de la mafia rusa muertos no me quedare tranquila- al terminar con mi historia solo quedaba un Alejandro muy sorprendido a la vez con el ceño fruncido.

-¿Y porque no me lo dijiste?- pregunto, parecía dolido.

-Porque tenía miedo de perderte, eras lo más importante para mí, no podía permitirme más muertes y menos la tuya porque esa sí que no me la perdonaría jamás, así que mi única solución fue desaparecer del mapa- mirada lo único que podía radiar era tristeza, solo me permitía sacar mis sentimientos delante de personas que eran importantes para mí, como mi familia, mis amigas o Alejandro- siento de verdad si en algún momento de tu vida lo pasaste mal por mi culpa- baje la mirada, no podía ni mirarlo a los ojos.

-Lo pase aun peor, creía que habías muerto, fue como si una parte de mí se fuera contigo, pero en cambio la otra parte me decía que aun estabas viva y no se equivocaba, siempre estuviste viva- ahora él se encontraba arrodillado frente a mí con su mano puesta en mi barbilla obligándome a míralo.

-Te amo- dije soltando algunas lágrimas.

-Yo también- lo abrace con tantas fuerzas que pensé que se le saldrían los ojos- te dije que siempre estaríamos juntos- él me separo un poco para después besarme como solo él sabe.

-Todos los puentes están enamorados de un suicida.

-Por eso yo estoy tan enamorado de ti.

Al rato de estar abrazados y besándonos decidimos ir a ver a nuestros amigos lo que parecía ser es que no solo nosotros nos hubiéramos reconciliado, pasamos todos dentro en la cocina para hablar, les explique el porqué de mi desaparición y al principio no lo entendieron pero poco a poco fueron entendiéndome mejor.

-Tengo que volver a Francia- dije mirando a Alejandro, él me miro y asintió, me levante del sofá en el cual estábamos acostados los dos.

-Te acompaño- dijo él levantándose también.

-No hace falta- él me sonrió y asintió.

-No te volveré a perder- me cogió de la mano y los dos salimos de la casa.

El aire de la noche chocaba contra mi rostro haciendo que algunos de mis mechones rubios se posaran sobre mi nariz, le pase las llaves del coche a Alejandro y este asintió caminando hacia la puerta del conductor.

Note como mi móvil vibraba en mi bolsillo, lo saque y vi que era un mensaje, un mensaje de un número desconocido.

''Espero que estés disfrutando de su compañía, siempre tienes que joderlo todo eh, no solo matas a mi padre sino que también me robas a mi novio, pero de eso te queda poco ya que cuando estés muerta no podrás entrometerte más en mi vida, supongo que sabrás de quien es el mensaje, así que, un gran beso, A''

 -Alex...- al levantar la vista no vi a Alejandro, fruncí el ceño e intente ir hacia él pero unas manos me detuvieron, intente con todas mis fuerzas quitarme los dos brazos que me sujetaban pero en una de esas note como me clavaban algo en el cuello y lo siguiente fue verlo todo borroso, me habían drogado. 

Mátame. (NPSA3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora