Nikolay y ¿quién?

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Ana P.O.V.

Me mire al espejo por última vez, estaba echa un desastre, los cabellos desparramados por la cara, bolsas negras debajo de los ojos, todo estaba mal en mí, los moretones, las heridas sin sanar, mi cabello sin brillo caía sobre mi cintura más seco que nunca, bufe y me metí en la ducha, por lo menos me dejaban asearme, normalmente no estaría así, intentaría escapar, pero, ella me conoce a la perfección.

-Ana, ¿estás bien?- respondí con un gruñido a la pregunta de Nikolay.

Nikolay y yo, en estas dos semanas que llevaba aquí habíamos entablado una muy buena relación de amigos, él me contaba de cuando estaba con su novia y yo le contaba de cuando estaba con Alejandro y lo que hice en los dos años que no había estado.

Pensando en todas las cosas que habían pasado antes del secuestro, sobre todo la vuelta con Alejandro, me acordare de esa tarde siempre, me lo hizo como nunca, con amor, con rabia, todo sentimiento que tenía dentro lo expulso conmigo. Alejandro, cuanto te echo de menos, parece que el destino no quiere que estemos juntos, un amor peligroso dentro de un mundo descontrolado, eso era lo que éramos.

Otro golpe en la puerta hizo que bajara de las nubes para lentamente salir de la ducha y vestirme, el pelo lo recogí con una toalla y abrí la puerta encontrándome con Nikolay ahí.

-Menos mal que saliste, me tenías preocupado- al cabo del tiempo me di cuenta de que este chico de veinte años lo que le falto fue amor, no un corazón roto, aunque a veces se pueda ver intimidante, cuando lo conoces a fondo es más como un niño.

-Estaba pensando en mi casa- dije mientras le sonreía.

-Yo también pienso mucho en la mía- se denotaba tristeza en su voz.

-¿Y nunca supiste quien mato a tu novia?- él me miro por unos segundos y negó.

-A todo esto, lo que venía a decirte era que el desayuno ya está preparado- sí, podía pasear a mi antojo, pero claro está, sin intento ni intenciones de escaparme.

-Enseguida bajare- él asintió y dándome un beso en la frente salió y cerró la puerta tras él.

Me seque el pelo y baje a desayunar, últimamente la comida no me sentaba demasiado bien, echaba todo lo que comía.

En la mesa donde yo desayunaba, comía y cenaba siempre se sentaba conmigo Nikolay, una vez le pregunte el porqué de comer siempre los dos solos y me dijo que nadie más había en la mansión, solamente el servicio, Alina y él.

-¿Cómo te encuentras esta mañana?- el único apoyo y compañía que tenía aquí era Nikolay.

-Bien, aunque hasta que no coma algo no lo sabré- dije dándole un bocado a las tostadas con mantequilla- ¿Y tú como te encuentras?- él levanto la mirada por unos segundos y la volvió a bajar.

-Como siempre- sabía que estaba roto por dentro, más o menos lo entendía.

-¿Y nunca has pensado en la posibilidad de que este viva?- él me miro con el ceño fruncido- si dices que nunca viste su cuerpo ni nada de eso, solamente te mandaron una foto en la que ella aparecía con sangre alrededor, podría haber sido un montaje.

-En el hipotético caso de que tengas razón, ¿Quién habría echo tal cosa?- se cruzó de brazos pensativo, mientras, a mí solo se me venía una idea a la mente.

-Alina- él me miro frunciendo el ceño pero segundos después abrió los ojos como si de la solución se tratara.

-Solo hay un lugar donde Alina jamás me ha dejado entrar en toda la mansión.

-Pues por ahí es por donde podemos empezar a mirar- dije guiñándole un ojo.

-Alina tiene las llaves en su despacho, intentare cogerlas, tu termina de desayunar y ahora vengo- asentí y me volví a sentar en mi sitio.

Por lo que había podido observar en estas últimas semanas Alina siempre iba detrás de Nikolay, era como si quisiera que él pusiera los ojos en ella, después de la historia que me conto Nikolay sobre como conoció a Alina no me extrañaría que esta hiciera eso, es capaz de eso y mucho más.

-Ya las tengo- dijo Nikolay en un susurro- pero tenemos que darnos prisa ya que Alina volverá en media hora- asentí y terminándome el desayuno salí detrás de él.

Me condujo por los pasillos de la planta baja la cual yo jamás había visto al completo, solo me permitían salir de mi habitación para alimentarme, el demás tiempo lo pasaba con Nikolay, nos paramos frente a una puerta de la cual salía un olor nauseabundo haciendo que me entraran arcadas, me tape la nariz con un trozo de tela de mi camiseta, seguí el camino que hacia Nikolay escaleras abajo lo que parecía ser un sótano.

No encontramos nada aparte de muchas cajas de maderas y algunas cadenas, armas, etc.

-Al parecer aquí no hay nada- dijo Nikolay a la vez que se escuchaba un pequeño grito.

-¿Has escuchado eso?- él frunció el ceño y negó, busque con la mirada algo fuera de lugar hasta que di con una estantería separada de la pared, me acerque a ella lentamente bajo la atenta mirada de mi acompañante.

-¿Qué haces Ana?- me pregunto cuando vio que intentaba mover la estantería hasta que al final lo conseguí.

-Quitar esto, aquí hay una puerta- dije a la vez que movía la estantería. Y efectivamente ahí había una puerta.

La puerta tenía tres cerraduras a cada cual más difícil, sonreí como una tonta, me recordaba a mis misiones.

-¿Cuánto tiempo nos queda?- pregunte a Nikolay mientras cogía una horquilla y una lima, siempre llevaba una encima, era necesaria.

-Unos diez minutos- asentí y me puse manos a la obra.

La primera cerradura era fácil ya que no tenía muchas vueltas, pero la segunda se resistió, al abrir esta los gritos comenzaron de nuevo, así que la tercera la abrí lo más rápido que pude.

Al abrir la puerta estaba todo oscuro tantee la pared hasta que di con lo que parecía ser un interruptor.

Lo que vi al abrir la puerta me dejo sin habla.

Mátame. (NPSA3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora