Ana P.O.V.
-¿Qué te pasa?- me pregunto Hugo sentándose al lado de mí en la barra del desayuno.
-Nada, es que estoy cansada- dije mirándolo a los ojos y sonriendo tímidamente.
-Pues si quieres vete a la cama, cuando este la comida yo te aviso- dijo dándome un beso en la sien.
-Está bien- dije levantándome de mi sitio, seguía con la mirada perdida, llevaba con la mirada perdida desde la noche anterior en la cual vi a Alejandro gritando, me mire las manos, llevaban pequeños huecos con sangre de clavarme las uñas anoche para no salir corriendo hacia sus brazos.
Llegue a la habitación donde dormíamos Hugo y yo, me senté en la cama con los ojos aun abiertos como platos y lentamente me fui acostando.
Desperté cuando note que me llamaban.
-Ya está hecha la comida- dijo Sarah con voz dulce.
-Ya bajo- dije para que ella saliera de mi habitación.
Me coloque una camisa blanca junto con unos shorts negros y unos tacones negros, me peine y maquille rápidamente y baje.
-Hola- dije entrando a la cocina donde los chicos estaban comiendo.
-Hola- dijeron todos al unísono.
-¿Te encuentras mejor?- me pregunto Hugo con una pequeña sonrisa.
-Si- dije asintiendo.
Me daba lastima, realmente me sentía mal por estar mintiéndole a Hugo, él se ha portado tan bien conmigo y le tengo tanto que agradecer que esto que estoy haciendo me deja como una malagradecida, me senté en la mesa junto a Hugo, frente a mi estaba Sarah y a su otro lado estaba Marcus.
Comimos rápidos y después de eso los cuatro nos fuimos al despacho para ver como haríamos la entrega, en un principio apareceríamos los cuatro pero se vería mal, nos verían como una amenaza y no estoy como para ponerme a pegarme tiros con mis mejores amigos, no gracias.
-Es mejor ir tu y yo- dije señalando a Hugo- sino a los cuatro nos verán como una amenaza y lo único que queremos es entregarles esto y que nos den el dinero, fin.
-Tiene razón Amanda- dijo Marcus dándome la razón.
Ellos se quedaron debatiendo cosas mientras que yo y Sarah nos íbamos a preparar, ya que ellos se quedarían detrás del almacén con los pinganillos por si pasaba algo.
Llegue a mi habitación dispuesta a cambiarme cuando sin querer mire por la ventana hacia mi antigua casa, iban todos, absolutamente todos, mire más detenidamente y vi como Alejandro llevaba un maletín de aluminio y Luciano otro, ¿dos maletines?, Alejandro abrió el maletín que él llevaba, aunque estaban algo lejos todavía se podía ver lo que llevaban, eran billetes, Luciano abrió el otro mostrando lo que había en él, dinamita, mierda, ¿Qué se disponían a hacer estos dos?
Me vestí rápidamente con un top negro los mismos shorts negros y unos tacones rojos a conjunto con mis labios, metí la pistola dentro de la parte trasera de los pantalones, me hice un moño desordenado dejando algunos mechones de mi pelo a los dos lados de mi cara y baje corriendo las escaleras.
-¿Estáis listas?- nos preguntó Hugo al vernos a las dos bajar al mismo tiempo.
-Todavía sigo sin poder creerme que puedas correr con esos tacones- dijo Sarah señalando mi Louis Vuitton de tacón de aguja rojos.
-Pues créetelo- dije riendo.
Todos juntos salimos hacia los coches cuando de repente Hugo me cogió del brazo y me aparto un poco.
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Mátame. (NPSA3)
RomansDos años. Dos años son los que han pasado desde la supuesta muerte de Ana. ¿Cómo estará Alejandro? ¿Habrá podido rehacer su vida o habrá caído en la pena de una muerte inexistente? ¿Y Ana? Pues de Ana lo único que os puedo decir es que irá a por tod...