Nueva conocida.

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Corrí lo más rápido que pude y patee su pecho, este cayó de espaldas al suelo, me subí encima de él y empecé a darle puñetazos, en el ojo, en la mandíbula, en la nariz, en todos los sitios donde pillaba, él intento zafarse de mi agarre pero no pudo ya que yo tenía más fuerzas que él, me levante y cogiéndolo del cuello lo levante conmigo, le di un rodillazo en el estómago y este se echó hacia adelante.

-Alessandro- dijo Luciano a mi derecha, mire para donde él estaba y este me pasó una pistola que yo cogí al vuelo.

Cogí la cabeza del individuo con el que llevaba un buen rato peleando y la levante, lo mire y él me miro a mi con las pocas fuerzas que tenía, le puse la pistola en la sien y apreté el gatillo haciendo que toda la sangre le saltara a mi ropa. Perfecto, cuando vea mi camiseta Lucinda me manda a dormir a la calle.

Mire a Luciano y este con un asentimiento de cabeza me dio la señal, cogí el maletín que se encontraba encima de la mesa y corrí hacia afuera antes de que llegaran los demás compañeros de los dos que acabábamos de matar. Exacto, estábamos en uno de los intercambios de Noah, nos había pedido a mí, a Luciano y a Kyan que lo acompañáramos, Alexandre decía que tenía otras cosas que hacer así que se fue por su lado, también era verdad que Noah y Arabelle llevaban más de tres días viviendo con nosotros pero a mí no me molestaba, al contrario me encantaba tenerlos aquí, sobre todo a mi preciosa ahijada.  

Una vez ya en casa me fui a dar una ducha, cuando termine me puse un pantalón vaquero y una camiseta azul marino con flores blancas, me puse una gorra y me dispuse a bajar las escaleras pero el llanto de Ana me sobresalto así que fui corriendo hacia su habitación, estaba encima de la cama ella sola, se encontraba sentada, cuando me vio en la puerta enseguida paro de llorar y alzo sus brazos para que la tomara.

-Ya está, estoy aquí- dije dándole palmaditas en la espalda y acariciándole el pelo.

Me la llevaría conmigo un rato, la mire y vi que solamente llevaba una camiseta de su madre que le iba de vestido así que decidí cambiarla yo, abrí el vestidor y enseguida vi sus cosas, al final me decante por un vestido blanco con algunos detalles bordados, le puse unos patucos blancos y una pamela un poco más grande que la del otro día, ella me sonrió y yo le acaricie la nariz para después besársela.

-Arabelle me llevo a Ana a dar un paseo ¿vale?- le dije en el umbral de la cocina con la niña en brazos.

-Vale, ten cuidado y si quieres llévate la silleta por si te hace falta- dijo levantando la vista del periódico que estaba leyendo. De verdad que la gente en dos años cambia eh, con lo activa que era antes Arabelle, ahora no dudo que también lo sea, pero antes era un torbellino al igual que ella, por eso se llevaban tan bien.

-No, no hace falta, adiós, dile adiós a mamá- dije refiriéndome a la niña la cual miraba a su madre sin entender, le cogí su pequeña manita y me despedí por ella también.

La lleve al parque donde la estuve columpiando, tirando por el tobogán, hasta me tire yo la primera vez para que a ella no le diera miedo, estuvimos jugando a muchas cosas, hasta hizo amigos, bueno, más bien amigas, los chicos que se le acercaban enseguida se lo pensaban mejor cuando me veían.

Llevábamos por lo menos hora y media en el parque cuando una chica se me acerca, por lo que noto en su cara, no está muy segura de sí acercarse a mí, enseguida cogí en brazos a Ana y la apreté contra mí.

-Perdona, ¿eres Alejandro?- me pregunto no muy segura.

-Sí, ¿Quién eres?- le pregunte en tono seco.

-Oh, perdona, soy Alina, es que te vi desfilando en la pasarela de Paris hace dos años y quería asegurarme de que eras tú- dijo agachando un poco la cabeza sonrojada, era una chica muy guapa, rubia de ojos azules como el cielo.

-No, perdóname tu a mí pero es que no llevo una buena racha- dije sonriéndole.

-Da igual, por cierto, ¿es tu hija?- me pregunto señalando a Ana la cual estaba intentando zafarse de mi agarre para que la volviera a columpiar.

-No- dije riéndome levemente- es mi ahijada- dije subiéndola a un columpio para empezar a balancearla levemente.

-Ah, es muy guapa- dijo mirándola fascinada.

-Sí- dije afirmando lo que había dicho.

Estuvimos un buen rato hablando, ella me conto que venía de Australia, que no tenía más familiares y que de momento se estaba quedando en un hotel cerca de aquel parque, también me dio su número por si algún otro día iba por allí la avisara, me gustaba esa chica, era vergonzosa, risueña, alegre, extrovertida.

¿Esta era mi segunda oportunidad para no cagarla?    

Mátame. (NPSA3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora