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La mañana se hizo presente en la ciudad sin que la castaña se inmutara, despertando a las horas después algo confusa al notar que se había dormido sobre las sábanas de su cama y con su ropa del día anterior, sin recordar claramente el porqué debido al sueño. Frotando sus ojos finalmente se levantó de la cama para encaminarse al baño a lavar su rostro para poder despertar de mejor manera, viendo su rostro adormilado, haciéndola reír cortamente.

Había dormido más de lo que acostumbraba.

Al dirigirse a la sala del departamento ya un poco más despierta, sonrió algo extrañada al ver a su amiga preparando el desayuno para las dos; a veces sus horarios eran tan apretados que no podían ni desayunar juntas, pero que la castaña no estuviera tomando turnos dobles, las ayudaba a pasar tiempo juntas. La rubia al notar su presencia, sonrió.

—Buenos días, bella durmiente —la saludó mientras Maddison le sonreía aún con ganas de dormir unas horas más.

—Buenos días —murmuró como saludo sentándose en la mesa frente a ella, mirándola extrañada— No me despertaste ayer —comentó confusa mientras su amiga le extendía una taza de café caliente, tal como a ella le gustaba.

—Te veías tan tranquila durmiendo que no quise despertaste —dijo, ganándose una corta risa de su amiga— Además... Sebastian vino a dejarme anoche, volvimos algo tarde —volvió a reír.

La sonrisa de la castaña se desvaneció al escucharla, sin recordar lo ocurrido con el castaño de ojos azules del bar la noche anterior, haciéndola sonreír forzosa por la felicidad de su amiga. Realmente había olvidado por completo que Sebastian era el nuevo pretendiente de su amiga.

—¿Lo pasaron bien? —ésta asintió dándole una mordida a su tostada.

—Maddie, es un encanto —dijo estirando su cabeza hacia atrás chillando para ella misma, haciendo reír cortamente a Maddison— Jamás lo había pasado tan bien con un hombre.

—Eso es genial —comentó sonriendo por lo bajo, generando la sonrisa de su amiga— ¿A dónde fueron? —volvió a preguntar.

—Me llevo a un lugar maravilloso —espetó con emoción— Era a las afueras de la ciudad, podíamos ver todo Nueva York desde ahí —mientras su amiga hablaba, Maddison tomaba de su café sin decir palabra alguna.

Todavía arrepintiéndose de no haberle hablado de Sebastian a la rubia.

—Emily...

—Y eso no es todo —la interrumpió, haciendo que la castaña la mirara con el ceño fruncido— Quiere que volvamos a salir —celebró la rubia con emoción. Maddison, sin opciones, teniendo que tragarse sus próximas palabras, le sonrió.

—Suena genial, Em —comentó sonriendo por lo bajo, haciendo que su amiga le sonriera agradecida por sus palabras— Por fin encuentras a alguien que vale la pena.

La rubia rió sarcástica a sus palabras.

—Lo sé —aceptó emocionada, para dirigirle la mirada a Maddison— Tú también lo encontrarás, Maddie. 

Ésta ladeó su cabeza riendo algo incrédula.

—Yo no tengo tiempo para eso —mintió, haciendo que la rubia frente suya rodara los ojos divertida, comiendo su desayuno.

La castaña sólo podía pensar en el que hubiera pasado si Jordan no hubiera llegado a interrumpir su conversación con el castaño en el bar, o si la joven de ojos verdes le hubiera hablado de Sebastian a su amiga antes de tiempo.

Ahora, la única opción que tenía por el momento, era quedarse con la intriga. 

—Estaba pensando en algo —comentó la ojiazul, haciendo que la castaña la viera confusa mientras mordía su tostada, sacándola de sus pensamientos.

just him | sebastian stanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora