13

1.5K 142 239
                                        

Maddison se paralizó al escuchar sus palabras; aún dirigiendo su mirada a sus ojos azules como el frío de invierno.

—¿Tuya? —repitió dudosa, con una pizca de nerviosismo que hizo sonreír al castaño frente a ella, que aún mantenía su fuerte agarre en sus caderas.

Asintió sin pronunciar palabra.

—Mía, muñeca —volvió a afirmar, tomando su rostro nuevamente; dejando sólo para su deleite la vista de sus ojos esmeralda, haciéndolo sonreír mientras depositaba un corto beso en sus labios— Estoy cansado de fingir que no quiero comerte esa boca cada vez que me miras en público. 

Ésta lo observó de mala forma con una ínfima sonrisa entre sus labios a pesar de sentir sus mejillas acaloradas; ganándose una sonrisa victoriosa de Sebastian por su reacción.

—Quiero poder decir que eres mía sin repercusiones, Maddison —sinceró, acariciando su rostro con su palma izquierda; notando lo suave que se sentía en su mano— No quiero que seas otra conquista, quiero que seas mía.

La castaña no pudo evitar sonreír embobada por sus palabras. 

 —¿Qué haremos entonces? —cuestionó, volviendo a rodear sus brazos por el cuello del castaño; acortando la distancia entre ambos.

Aprovechando su movimiento, la tomó por los muslos dejándola sobre la barra que estaba a unos metros de ellos, generando la sorpresa de la castaña por su acción; riendo nerviosa por el alcohol en su sistema. Poniendo las manos en su cintura, volvió a dirigirle la mirada con una sonrisa. 

—Terminaré con Emily —habló decidido.

Maddison alzó sus cejas poco sorprendida; honestamente, era lo mínimo que debía hacer. Sin mencionar, que dicha decisión ya era del conocimiento de ambos.

—A no ser que ella termine contigo primero.

Éste se encogió de hombros.

—Lo primero que ocurra —se excusó con simpleza para volver a besarla con ganas; haciendo que Maddison lo correspondiera de la misma forma entre risas, evidentemente iba a aprovechar el poco tiempo que tenían a solas.

Y siendo realmente honestos, el alcohol subía la temperatura más de lo que debía en ese momento; aunque no podían seguir negando la tensión que había entre ambos desde que se conocieron la noche del bar. Sin dudarlo, se ubicó entre medio de sus piernas sin dejar de besarla; generando que el vestido de la castaña se subiera por su acción, dando espacio libre a Sebastian a acariciar sus muslos a su gusto.

Al notar como sus besos bajaban al igual que sus manos por su cuerpo, rió.

—Sebastian —lo detuvo entre besos; recordando que el par aún estaban en el alrededor de la casa.

Por un momento, el castaño deseó que Maddison no recordara aquel detalle.

—Muñeca no te follo aquí mismo sólo porque esos dos están en mi casa —le murmuró con la voz ronca, generando la risa de la castaña; seguido de un corto beso en sus labios— Veamos donde están esos idiotas.

Riendo por inercia, aceptó sus palabras bajándose del mesón con su ayuda; dejando que el castaño la tomase por la mano en su búsqueda. No tuvieron que recorrer mucho al encontrarse al par entre risas en el jardín del lugar; con la rubia usando la chaqueta de su amigo, abrazados por los hombros. Con la particularidad del corrido labial de Emily, mientras Chris tenía la mayoría de labios pintado por éste.

A la lejanía, ambos intercambiaron miradas queriendo explotar en risas; pero evidentemente, no podían.

—Que sutiles son —soltó el castaño irónico, ganándose un golpe de la joven de ojos esmeralda.

just him | sebastian stanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora