just him | sebastian stan

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Maddison entró en pánico.

Con las manos temblorosas, sintiendo nauseas por los nervios que sentía en su estómago en ese momento, marcó a su amigo poniendo su teléfono en su oreja mientras intentaba regular su respiración, aunque claramente en ese momento era imposible. Las fotografías estarían en todos lados, trayendo por consecuencia; que Emily descubriera todo.

Su amigo no tardó en contestar, sabiendo que su amiga en ese momento estaría a punto de entrar en una crisis nerviosa.

—Lo viste ¿verdad? —respondió el joven de ojos avellana con cierto tono de preocupación, haciéndola soltar un suspiro; generando más nervios en ella.

—¿Qué voy a hacer ahora? —preguntó en pánico mientras llevaba las manos a su cabello, sintiendo su pecho oprimido por la culpa, paseando en la habitación como si los nervios fuesen a matarla de una crisis nerviosa— Emily va a odiarme, n-no se que haré si...

—Maddie, tranquilízate —le pidió encarecidamente el castaño, generando que ésta se mantuviera en silencio— Por favor relájate, respira..

—¿Qué respire? —juzgó hecho un manojo de nervios— Unos putos paparazis nos fotografiaron a mi y a Sebastian besándonos sin siquiera decírselo a Emily... ¿¡Y tú quieres qué me calme!?

Matthew suspiró en seco; evidentemente eso le estaba pidiendo, pero sabía que en ese momento la castaña era imposible de mantenerse tranquila. De esas fotografías dependía su amistad con la rubia, la cual claramente no quería perder por no hablarlo con ella. Nuevamente se maldijo internamente por no haberlo comentando, antes de que todo se fuera de las manos.

—Escúchame bien —ordenó, generando que Maddison pusiera atención a sus palabras— Hablarás con Sebastian.

—Pero...

—No hay tiempo para peros, Maddison —la interrumpió, ganándose un suspiro por parte de la castaña; sabía que tenía razón— Vas a llamar a Sebastian y le contarás lo que ocurrió. Busquen una solución, de seguro puede hacer unas llamadas para quitar las fotografías...

—Las fotografías están en todo internet, maldita sea —se lamentó la castaña volviendo a sentarse sobre la cama; intentando buscar soluciones a pesar de todo el nerviosismo que sentía en ese momento— Hablaré con Sebastian.

—Bien, me dices si llegan a algo.

—Está bien, te llamaré si ocurre algo —se despidió, intentando mantenerse tranquila.

—Suerte —finalizó la llamada esperanzándola. 

Claramente la iba a necesitar. 

Al ver la pantalla de su teléfono tras cortar la llamada, ahogó un suspiro sintiendo como su mundo se iba a bajo cada vez más; debían pensar en algo lo más pronto posible. Antes de que la castaña pudiera buscar el contacto de Sebastian en su teléfono, dos golpes seguidos en la puerta del departamento la hicieron empalidecer, quedando estática unos segundos en medio de su habitación. Luego de caer en cuenta que la rubia traía sus propias llaves, se relajó un poco, pero igual de manera dudosa se acercó a la puerta para abrirla. 

Pero al encontrarse con el castaño de ojos azules, pudo respirar tranquila; quitándose el miedo del posible caso que fuera su amiga. Éste al notar su expresión de preocupación, supo que se había enterado de todo.

—Las viste ¿verdad? —Maddison asintió llevando su mano a su cabello.

—¿Qué haremos? —preguntó hecha un manojo de nervios.

Mirando hacia sus costados, esperando que la rubia no estuviera en los alrededores del edificio; tomó el antebrazo de la castaña adentrándola al departamento mientras cerraba la puerta tras su espalda. Claramente, lo mejor sería conversar dentro todo lo que podría ocurrir en los próximos días. Se dirigieron hasta la sala, el castaño manteniéndose en su posición mientras observaba a la joven de ojos verdes pasearse por la habitación, impaciente.