Capítulo 4

2K 69 0
                                    

Horas después.

Había terminado mis tareas, ahora solo quería dormir por horas. Necesitaba descansar como un bebé, aunque sabía que antes tendría que enfrentarme a Joaquín y no quería eso.

Lo amo demasiado, pero llega un punto de lo vida donde quiero estar sola.

Después de unos minutos me puse de pie para poner guardar mis cuadernos en la mochila. Al terminar abrí la puerta para salir, en ese momento apareció Joaquín.

–¿Podemos hablar? –Preguntó e hice un pequeño gesto.

–Tarde o temprano lo haríamos. –Respondí.

Seguido de mi respuesta me dio una pequeña sonrisa, entro, cerró la puerta y se sentó en el sillón. Yo solté un pesado suspiro, lo miré y terminé por sentarme en el escritorio.

–¿Qué es lo que quieres hablar? –Le pregunté. Estaba cansada, quería dormir y él no cooperaba.

–Sobre lo de la mañana. –Respondió, con una pequeña sonrisa.

Desde un principio supe que venía para hablar sobre ese tema, no me sorprendía. También estaba segura que terminaríamos hablando de Jason y la conversación que tuvimos cuando las clases se terminaron.

"Le dirás qué me acerqué a ti para disculparme por lo de la mañana."

No era por conocer a Joaquín desde hace años, pero él era fácil de leer por sus miradas, sus gestos e incluso por sus movimientos corporales.

–¿Entonces? –Hablé.

–Lucía, sé que estuvo demasiado mal lo que hice y que no tenía porque hacer un teatro así en la mitad del pasillo. –habló, con tranquilidad y me miró– Menos porque ese inútil se te quedó viendo.

–Joaco, tú mejor que nadie sabes que odio la violencia y todo lo que tenga que ver con ella. –Comenté, un poco triste y solté un pesado suspiro.

Él no respondió.

Me estresaba que no me respondiera cuando le decía algo relacionado con ese tema, parecía que no le importaba ni un carajo. Él era una de las pocas personas que conocía mi historia y es el único que me ha visto sufrir por los maltratos de Héctor.

Está llegando un punto de mi vida donde lo único que hago es pensar en ese tema: ¿Por qué sabiendo que odio la violencia él la sigue usando? ¿Por qué nunca se pone a pensar un poco en como me siento? ¿Por qué carajos no me responde cuando se lo digo?

–Lucía. –me saco de mis pensamientos– Lo hice por ti. –lo miré– Ese cabrón tiene que aprender a respetarte y más porque tienes novio.

–¿Respetarme? –le pregunté, con ironía y negué– Él no me estaba haciendo nada, solo se me quedó viendo y eso no tiene nada de malo.

Se cruzó de brazos y su mirada se volvió un poco más oscura. ¡Oh, no!

–¿No tiene nada de malo? –negué y soltó un suspiro– ¡Cómo se nota que te mueres por ese cabrón! –Reclamó y levantó un poco la voz. Eso hizo que me sobresaltara.

–Joaquín, entiende que yo no me muero por él. –respondí– Solo por ti. –Baje la mirada.

–Me demuestras lo contrario. –estaba muy molesto– ¿Cómo no va a tener nada de malo que un chico se te quede viendo? ¿Acaso no tienes novio? ¿Qué pasaría si una chica se me queda viendo?

No le podía responder como quería, me comenzaba a sentir mal de nuevo y el sentimiento de culpa estaba presente. ¿Por qué me hacía sentir así?

–Joaco. –tome un poco de aire– ¡Eres un maldito ciego! –me miró– Nunca te das cuenta, las chicas se te quedan viendo e incluso babean por ti. –hice una pausa– Yo no te digo nada porque te amo, no quiero discutir contigo y porque no soy tan tóxica como tú.

CELOSO • SKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora