Capítulo 19

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Días después.

Luego de unos días tan pesados en el hospital por el accidente que había tenido, me habían dado de alta y por fin estaba en mi casa, descansando. No por completo, porque tenía que regresar a la escuela.

Jason estuvo en todo momento ahí, cuidando de mi y asegurándose de que no pasará nada grave. Solo que en las mañanas iba a la escuela para que yo tuviera los apuntes de todas mis clases. Saliendo, iba al hospital. Me sentía muy bien con sus cuidados.

Me di cuenta que él se quedó con la idea de tener un bebé, ya que en las noches que se quedó a dormir ponía su mano en mi vientre y hacía pequeñas caricias.

–¿Bonita, vas a estar bien? –Me preguntó, preocupado y asentí.

–Cielo, venimos por cinco horas a la escuela. –le respondí, tranquila– Todo va a estar bien.

–¿Segura? –le di una sonrisa– Bueno, en todo caso conseguí cambiarme de clases. Ahora voy a estar contigo todo el tiempo. Me voy a asegurar de que estés bien, ¿ok?

–Jay, no era necesario que lo hicieras. Voy a estar bien. –tomé su mano y comencé a hacer caricias– Agradezco mucho que te preocupes por mí y que me des tus mejores cuidados.

–Uno nunca sabe lo que puede pasar. Así que ya está hecho el cambio.

Le di una cálida sonrisa, sabía que no se estaría tranquilo hasta que yo lo estuviera con ese pequeño cambio. Quizás estaba bien que estuviéramos juntos en todas las clases, no me aburriría tan fácil y tendría a quien consultar cuando no entendiera nada.

Bajo del auto, colgó su mochila en uno de sus hombros y después me ayudó a bajar. Estaba dispuesto a llevar mi mochila, amablemente le dije que no y él accedió. Me ayudó a colgarla en mi hombro derecho y comenzamos a caminar hacia nuestras clases.

–¿Por qué no hay profesores afuera? –Le pregunté, confundida.

Había muchos alumnos afuera de sus clases, estaban muy tranquilos. No había ningún profesor a la vista.

–Están en una reunión muy importante. –respondió– El lunes una maestra tuvo un accidente en las escaleras. Se dice que es por una supuesta falla en la escuela. No lo sé. No tengo mucha información sobre ese tema.

Hubiera estado genial que le pasará eso al profesor de artes.

Conciencia, no está bien desearle el mal a nadie.

–Ya nos enteraremos después.

Comenzamos a subir las escaleras con dirección al salón de español. Una vez ahí dimos unos pasos hasta nuestros asientos y dejamos nuestras mochilas en las mesas.

–Cielo, voy un momento afuera. –le dije– Ahorita vengo para que hagamos nuestras actividades, ¿sí?

Le di un beso en los labios y él asintió con una sonrisa.

–Con cuidado. –me dijo– Cualquier cosa me gritas o lo que quieras.

Solté una risa para después salir del salón, recargarme en el barandal y observar a otros alumnos. Sabía que mi novio no se quedaría tranquilo y me iba a cuidar desde el salón.

–¡Lucía!

A lo lejos escuché una voz familiar, la conocía muy bien, pero no decidí voltear o hacer algo. Solo continúe observando a mi alrededor.

¿Ahora que quiere?

Molestar, seguramente.

Quizás, pero yo le voy a qué viene a buscar problemas.

CELOSO • SKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora