Capítulo 6

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El fin de semana se había terminado. En esos días trate de estar lejos de Joaquín, aún sentía miedo y seguía desconfiando de él. Me sentía insegura.

Joaquín sabía que estaba molesta con él y que a pesar de eso no podemos estar lejos del otro, hay cosas en las que nos necesitamos mutuamente y no es solo para sexo. Llegó un momento donde tuvimos que hablar sobre lo que había pasado ese día, me dijo que me amaba y que eso no volvería a pasar, sabía que mentía.

El día se hoy nos encontrábamos en la escuela, no ha sido un gran día, nada de esto es emocionante como los días anteriores. No puedo olvidar que las clases han sido un poco (demasiado) aburridas. De saber que sería así ni siquiera hubiera venido.

Para mí suerte ya solamente quedaban dos horas de literatura. Básicamente en esa clase no hacemos nada, solo hablar, dormir o incluso tareas de otras asignaturas.

Saliendo de la clase de historia mi novio paso por mí, me abrazó con calidez, me dio un beso en la frente y comenzamos a caminar con dirección a la cafetería para comprar algunos dulces o botanas. Necesitábamos un pequeño descanso de las clases o como él lo diría: un momento a solas.

–No entres a tus clases de literatura. –Me dijo y lo miré.

–Joaco, tengo que entrar. –le respondí e hice un puchero– Sabes que no soy de hacer eso.

–Muñeca, en esa clase no hacen ni un carajo y mucho menos les importa si entras o no. –Comentó.

–Está bien, pero solo por esta vez. –Él asintió y me dio una sonrisa victoriosa.

Llegamos a la cafetería, nos formamos en la fila y comenzamos a esperar. Me quedé observando el piso y en ese momento me quedé pensando. Cuando sentí las manos de Joaquín en mis hombros reaccioné y le di una mirada.

–Te amo mucho. –afirmó y me abrazó– Estoy seguro que no imaginas cuanto.

–Yo también te amo. –le respondí y le di un pequeño beso– ¿Sabes? si imagino cuánto me amas.

Sabía lo mucho que él me amaba, pero a veces me preocupaba y me daba miedo la forma en la que me celaba. Parecía que alguien lo controlaba y le ordenaba que fuera así. ¿Por qué cuando lo conocí no era así?

Mientras que lo abrazaba decidí poner mis manos en su espalda, hacer caricias y aferrarme a él. Lo amaba sin importar lo celoso que fuera y lo necesitaba a mi lado.

Joaquín puso sus manos en mi cintura para después pegarme un poco a él y besarme dulcemente. Sus manos hacían pequeñas caricias en mi cintura y subían un poco por mi espalda.

–No quiero interrumpir, pero la fila está avanzando y muchos de nosotros queremos comprar. –habló un chico– Y tenemos clases a las que no queremos llegar tarde.

Mi novio dejo de besarme, me alejo un poco de su cuerpo, arqueó una ceja, se dio la vuelta y le dio una mirada de reojo a aquel chico. Al verlo recordé que era el chico con el que había chocado el viernes cuando iba camino hacia mi tercera clase.

–¡Oh! ¡Eres la chica del viernes! –Habló con emoción y una sonrisa se formó en sus labios.

–¿La chica del viernes? –Repitió con molestia.

Aquí vienen los problemas.

–Sí. –respondió, aún con esa sonrisa– El día viernes hablé con ella por unos segundos. Es muy linda y amable.

En este momento quería que la tierra me tragara y me escupiera lejos de la escuela, con o sin Joaquín.

–Se nota que no lo sabes. –tomó un poco de aire– Con mi chica nadie habla, excepto yo. ¡Recuérdalo!

CELOSO • SKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora