Capítulo 14

663 37 24
                                    

Después de unos minutos llegamos a su casa, estacionó el auto, bajamos y entramos. Todo estaba en silencio, pero puder ver a su familia en el patio trasero. Pensé que iríamos con ellos.

–¿No vas a ir al patio para avisarle a tu madre que ya estamos en la casa? –Le pregunté y negó, tranquilo.

–Le mandé mensaje. –Respondió con una sonrisa y me mostró el mensaje que le escribió.

Luego de unos segundos tomó mi mano y comenzamos a subir las escaleras con dirección a su habitación o al menos eso fue lo que creí.

–¿A dónde vamos? –Le pregunté.

–Ya lo verás, nena.

Habíamos pasado por su habitación y juro que por un momento pensé que se le había olvidado en donde quedaba. Al ver lo seguro que estaba seguimos caminando hasta que llegamos a otra habitación. Lo miré sin entender y esperando respuestas.

Antes de entrar Jason me miró y me dio una sonrisa; pidiendo que confiara en él y lo hice. Al entrar pude ver un piano en la mitad de la habitación y sin olvidar un sillón pegado a una pared.

Me quedé observando todo por unos pocos segundos, mientras que él se encargaba de abrir las ventanas de la habitación. Todo se ve perfecto.

–¿Por qué abres las ventanas?

–Para que mi madre pueda escuchar. –respondió con una sonrisa– Ella disfruta mucho cuando tocó el piano. –soltó una risita– En realidad, soy mejor que mis hermanos en esto.

Luego de su respuesta se sentó en el banco, trono sus dedos y me miró con una sonrisa. Esperaba a que me sentará a su lado. Con una sonrisa me acerqué a él, me senté y recargue mi cabeza en su hombro.

–¿Recuerdas cuando me llamaste dedos de pianista? –Me preguntó, divertido y asentí.

¿Cómo olvidarlo? Nos tocó hasta el alma.

Conciencia, no es momento.

¿Crees que sea momento de que haga lo que hizo aquel día?

¡No y cállate!

Está bien, escuchemos a nuestro novio tocar el piano.

–Ese día te dije que también era bueno con el piano y es momento de que veas que es cierto. –Me dijo, emocionado.

–Yo nunca dude de tus habilidades. –le dije, tranquila– Aún así quiero escuchar.

Soltó una pequeña risa y comenzó a tocar el piano. Era demasiado bueno y claro, también era relájate. Me transmitía tanta paz, ahora solo quería quedarme ahí por horas.

Después de una hora sentada a su lado y escuchando como tocaba, dejo de hacerlo para mirarme con una sonrisa. Esperaba a que le dijera algo sobre su maravillosa presentación.

–¿Y?

–¡Me encantó! –respondí con sinceridad– ¡Eres maravilloso con esto!

–Creí que ese día te había quedado claro de que era maravilloso. –me dijo con una sonrisa y sentí como mis mejillas ardían– Siempre tan linda cuando estás sonrojada.

–¡Oye! –Protesté.

Me crucé de brazos y él solo soltó una risa. Jason sabía que con cualquier cosa me sonrojaba y eso lo disfrutaba.

–¿Recuerdas la conversación que tuvimos en la escuela sobre los sentimientos? –Preguntó, cambiando el tema y suspiró. Estaba algo tenso.

–Sí, ¿qué tiene?

CELOSO • SKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora