Capítulo 9

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Había pasado una semana desde que nos habían suspendido.

En este tiempo Ángela se ha encargado de traerme los trabajos y tareas, ya que ella estaba en casi todas mis clases. En algunas materias nos dejaron entregar los trabajos cuando regresaramos, tendrían el mismo valor y agradecía que eso se pudiera.

Joaquín desde el primer día se había aburrido de estar encerrado en la casa, así que salía a distraerse. Él no me decía nada sobre su salida, pero cuando llegaba su camisa olía mucho a perfume de mujer, uno muy distinto al mío. Todos en la escuela conocían el perfume de Alejandra, así que no fue difícil adivinar.

Jason me escribía todos los días y a toda hora. Según él me había dicho que era para saber si todo estaba en orden o lo que pasaba con mi novio. Cuando lo entendí sabía que no confiaba en Joaquín, ya que él era capaz de muchas cosas. Buenas y malas.

–Voy a salir. –Informó.

–¿Con quién? –le pregunté un poco curiosa– ¿Te vas a tardar?

–Alejandra y sí, me voy a tardar.

–No me gusta la forma en la que actúas con ella. En realidad, ni siquiera tendría porqué ser tu amiga.

La molestía se hizo presente.

–Solo digo.

–Carla, tú no eres nadie para decirme que hacer o no. –Me comentó.

–¡Soy tu novia!

–Ok, pero aún así no me puedes prohibir que hable con alguien.

–No mames, Joaquín.

Me levanté de golpe y se sobre salto un poco, no esperaba a que hiciera eso. Torció los labios para dar unos pasos hacia donde me encontraba. Cuando estaba parado enfrente de mí tomo mis muñecas con algo de fuerza y me pego bruscamente hacía él.

–¿Qué quieres decir?

–Nada.

Me quedé en silencio por unos segundos, sentía la necesidad de enfrentarlo.

–No me interesa que carajo pienses, pero no soy estúpida y sé que te has estado besando con Alejandra.

Tiré de mis muñecas con brusquedad. Logré soltarme de su agarré.

–No me he besado con ella.

–¿Sabes que eres malo mintiendo?

Silencio.

Me quedé observandolo por poco tiempo, le iba a decir lo que siempre he querido.

–Dame un verdadero motivo para que tú seas un maldito celoso, posesivo y desconfiado conmigo.

Él se quedó en silencio.

–¡Déjate de estupideces! –soltó una risa y me dio un empujón– Me tengo que ir, tengo cosas más importantes que hacer.

Después de ese comentario me dio una pequeña mirada, tomo su mochila y salió de la casa.

En ese momento sentía las ganas de llorar, pero me contuve. Tomé mi celular y comencé a llamar a Jason, él era lo único que necesitaba. Si mi novio hace lo que se le da la gana, ¿por qué yo no?

No pasaron muchos minutos cuando escuché el auto de Jason llegar. Vaya había sido rápido. Se estacionó y poco después la puerta se abrió.

Al verlo lo primero que hice fue correr a sus brazos, abrazarlo y comenzar a llorar. Cuando pude estar más tranquila nos sentamos en el sillón y comencé a contarle lo que había pasado tiempo antes.

CELOSO • SKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora