Capítulo 20

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Viernes.

Las clases del día habían terminado y eso significaba dos cosas: podría descansar y conocería a mi padre. Una parte de mi estaba nerviosa y la otra estaba emocionada por conocerlo.

Cuando salimos de la escuela fuimos a la casa para arreglarnos un poco y tener una mejor presentación. Mi madre pasaría a recogernos y de ahí nos iríamos a la empresa Jones.

Después de entrar en una crisis por no saber que ponerme terminé por escojer mi primera opción. Era un vestido color morado de tirantes, no tenía ningún escote, por arriba era ajustado y de abajo era holgado. Para acompañar me puse una chamarra de mezclilla y unos tenis negros.

–¿Crees que me veo bien? –Le pregunté a mi novio y soltó una risita.

–Te ves maravillosa, Lucí. –respondió y sonrió– Siempre te ves bien.

–Gracias, Jay. –Murmuré.

Sabes muy bien que nos vemos bien. Así que calma tus nervios.

Me senté en el sillón, suspiré y me quedé pensando. No pasó mucho cuando escuchamos el claxon del auto de mi madre, tomé mi bolsa y salimos de casa.

Nos dimos una mirada, él me sonrió con tranquilidad y después subimos al auto. Saludamos a mi madre y ella comenzó a conducir.

–¿Cómo les fue en la escuela? –Nos preguntó, mientras nos miraba por el espejo. Suspiramos.

–Nos fue bien, madre. –respondí con tranquilidad y le di una sonrisa– Todo bien y mejor que días anteriores.

–Ya queríamos que llegara el fin de semana. –está vez respondió mi novio– Nos urgía liberarnos del estrés.

Ella asintió con una sonrisa.

Jason saco su celular y comenzó a revisar sus redes sociales. Me quedé recargada en su hombro observando lo que hacía.

Después de unos minutos mi madre estacionó el auto, suponía que habíamos llegado. Al bajar sentí como frío recorría mis piernas. Comenzamos a caminar hacia la entrada. Antes de hacerlo me quedé observando el edificio, era demasiado alto.

Te la pasabas criticando las empresas Jones y ahora resulta que el dueño es tu padre.

Cállate, no es momento.

Para ti nunca es momento.

Entramos al lugar, mi madre caminaba tan tranquila y con mucha seguridad. Se acercó a recepción, hablo un momento con una mujer y termino por entregarle unos gafetes.

Continuamos caminando hasta que llegamos a un elevador. Al entrar empezamos a subir, no sé hasta qué piso íbamos a llegar. Jason me miraba con una sonrisa e iba jugando con mi mano. Yo solo reía.

Unos segundos después las puertas se abrieron, indicando que habíamos llegado al piso. Salimos y me quedé observando a mi al rededor, todo era muy elegante.

El dueño tiene buen gusto.

Estoy de acuerdo.

–Chicos, aquí esperenme. –nos dijo mi madre y asentimos– Estaré un momento con su secretaria. Necesito saber si no está muy ocupado, para que los pueda recibir.

–Está bien. –Respondimos al mismo tiempo y le dimos una sonrisa.

Mi madre nos devolvió la sonrisa para después comenzar a caminar a una pequeña recepción. Nosotros caminamos a unos sillones que estaban ahí. Jason se sentó en uno de ellos y yo me quedé observandolo.

–Me gusta este detalle de tener unos sillones y una tele aquí. Así si dan ganas de venir y esperar.

Nuestro novio tiene razón.

CELOSO • SKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora