Félix deseaba con todo su corazón un bebé, estaba tan solo, no servía para el amor era un hecho, cada vez envejecía más dentro de unos pocos años tendría menos posibilidades de poder embarazarse, había escuchado sobre las inseminaciones artificiales...
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Sus mejillas estaban rojitas y su corazón latía fuerte. Miró una última vez al palido que le sonreía desde su auto para ahora apresurar el paso y entrar a la pastelería. Logró escuchar el motor del auto para luego verlo irse. Al fin pudo suspirar tranquilo ¿Qué le había sucedido allí adentro?
Al entrar a la pastelería sus compañeros corrieron hasta él para felicitarlo y para tocar su vientre, al parecer su jefa ya les había contado a todos sobre sus bebés. No le molestó, al contrario, estaba feliz de que todos ellos estaban al pendiente de sus bebés y que le tenían aprecio también.
Su jefa llegó con un pastel, en la cima de este habían dos bebés siendo llevados por una cigüeña. Sonrió ante eso para abrazarla.
-- ¿Trajiste algo para que veamos? -- preguntó emocionada.
Felix asintió. Pronto le entregó el pastel a uno de sus compañeros para ahora comenzar a sacar las imágenes de su ultrasonido.
Todos estaban emocionados por aquellos bebés y Felix estaba demasiado feliz.
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(Al teléfono)
-- Ya llegaste?
-- Estoy aquí, señor. Mi vuelo acaba de aterrizar, estoy yendo por mi maleta y pronto estaré con Felix
-- Bien. Apresurate, ahora más que nada tenemos que desaparecerlo, son dos Sungjin, Felix tendrá gemelos.
Sungjin paró de caminar al escucharlo, sus ojos se abrieron grande. Felix tendría gemelos. Sonrió para terminar la llamada y apresurarse a llegar por su maleta.
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