Los Dursley

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Apenas dio unos pasos cuando la voz de James se oyó - ¿Y mi familia? - ante su mención, la joven se tenso - ¿Qué paso con Lily y mi hijo?

Cassandra lo miro con tristeza mientras se lo comunico - Lily Potter fue asesinada por el Señor Tenebroso, Lady Magic me prohibió salvarla.

- ¿Y que hay de Cornamentita? - pregunto Sirius mientras consolaba a su amigo.

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Cassandra por ese apodo antes de decir lo siguiente - El Señor Tenebroso intento matarlo también pero no lo logro. Afortunadamente, el sacrificio de su madre hizo rebotar la Maldición Asesina y lo salvo, venciendo al mago oscuro en el proceso.

- ¿Dónde esta *snif* mi hijo? - pregunto James destrozado - Lo necesito.

- Me temo que fue reubicado por Albus Dumbledore, su actual guardián mágico, luego de que la muerte de sus padres y el arresto de su padrino le fueran notificadas.

James se puso de pie rápidamente - ¡Pero yo estoy vivo, no tiene ese derecho! 

- Nadie sabe que lo estas y es mejor que no se sepa... si lo que quieres es vivir, claro.

- ¿A que te refieres?

A nadie le gusto la risa sin gracia que soltó la joven - Me refiero a que si Dumbledore quisiera que tuvieras a tu hijo, no se hubiera asegurado de "matarte"... o al menos, matar a tu golem.

- No... no hablas en serio - dijo James estupefacto.

- Voldemort uso un Desmaius contigo, ¿no? - James asintió, Cassandra sonrió con amargura - ¿Entonces por que había residuos de un Avada Kedavra en ti? ¿Quién lo lanzo? ¿A quien le conviene que estés muerto?

Por mas que lo intentaran, James y Sirius no podían encontrar otra respuesta que no fuera "Dumbledore", de alguna manera estaba relacionado a todo. Cuando Angus se retiro para dejar que ambos procesaran todo (y de paso, terminar de procesarlo él mismo), Cassandra procedió a contarles todo lo que le dijo a su abuelo cuando llego. Al final, no tuvieron otra opción que aceptar la verdad tal cual era.

25 de abril de 1983

En el numero 4 de Privet Drive, vivían los Dursley junto con su sobrino y una pequeña adición secreta. Harry Potter no era tratado como un miembro de la familia sino mas bien como un estorbo, una carga que les fue impuesta por la cabra multicolor conocida como Albus Dumbledore. Sin embargo, no compartía esta categoría él solo.

Precaución: esta escena contiene maltrato infantil, se recomienda discreción.

- ¡Niña, levántate! - esa era Petunia Dursley, en ese momento estaba abriendo la puerta de la alacena - ¡Tienes un desayuno que preparar, rápido!

Los Dursley tenían una niña como compañera de "cuarto" del pequeño, ella hacia las tareas de la casa por mas pesadas que resultaran por miedo a recibir una golpiza. La pequeña no tenia un nombre, los adultos no hacías mas que llamarla "monstruo", "fenómeno", "anormal", entre otras cosas, por lo que "niña" era su favorito.

- ¡¿Que horas son estas de despertar?! ¡Muévete, perezosa! - dijo Vernon Dursley, el hombre de la casa, proporcionándole un golpe en la cabeza.

La pequeña se aguanto las lagrimas y fue hasta la cocina, hoy tocaba hacer huevos, panqueques, jugo de naranja, café negro y tocino para la familia. Como siempre, se paraba en una esquina mientras observaba como se comían todo sin dejar nada para ella. Al terminar, la niño recogió los platos de la mesa y empezó a lavarlos.

- Hoy te toca desmalezar el jardín, lavar la ropa, limpiar el baño y hacer la cena - dijo Petunia mientras la niña seguía en lo suyo, asintiendo para que la mujer supiera que la estaba escuchando - Agradece que comerás esta noche.

La mujer se fue dejando que la pequeña siguiera con sus quehaceres mientras se encargaba de sus asuntos, hoy tendría invitadas y no quería que vieran a la harapienta niña de la casa. Así es, ni siquiera ropa tenia, solo una funda de almohada como los elfos domésticos. Ya en el jardín, empezó a quitar la maleza cuando sintió un golpe en la espalda.

- ¡Ja, ja, el fenómeno esta sucio! - ese era Dudley Dursley, el niño consentido de la casa.

La niña lo ignoro mientras continuaba, ella ya sabia lo que le pasaría si el pequeño "adorado" recibía siquiera un insulto por parte de ella. Al llegar la tarde, Petunia evaluó el trabajo de la niña y luego de darle el visto bueno, la encerró junto con el otro engendro de la casa. Porque si, la niña tenia magia.

- Hola, Harry - dijo la pequeña en un susurro hacia el callado niño - Creo que estaremos todo el día aquí.

El pequeño no dijo nada, sabia que lo mejor era no hacer ruido. Mientras tanto, la niña saco un libro de debajo de su colchón (el cual estaba desgastado y compartía con Harry) y se lo mostro a su compañero. Era de magia y la niña se las había arreglado para aprender a leer y escribir a espaldas de sus "patrones" para poder aprender aunque sea un poco y terminar sus deberes antes.

- Un día te sacare de aquí, Harry - dijo la niña abrazando al pequeño de costado - Te lo prometo.

El pequeño se aferro a la presencia que siempre estaba con él, aquella que curaba sus heridas cuando lo golpeaban y que lo tranquilizaba para que no atrajera la ira de los dueños de la casa. Cuando Harry cerro los ojos, la niña lo arropo y durmió junto con él en un intento de darse valor a si misma para poder cumplir esa promesa.

N/A: la imagen de arriba es de la niña que describí en este capitulo.

Te recuperare, pase lo que paseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora