La sala de estar era simple: un sillón grupal y uno individual, ambos de color verde oscuro, una mesa rectangular pequeña color negra y una televisión a color común. La cocina no tenia la gran cosa tampoco: la cocina de tres hornallas, una mesada de un metro por dos, cajones para los cubiertos, una pequeña alacena y una heladera color turquesa. El comedor consistía en una mesa no muy grande y cuatro sillas de madera.
- Es suficiente por ahora - dijo la niña viendo el lugar con suficiencia.
- ¿Y nuestros cuartos? - pregunto el pequeño Harry con algo de cansancio.
- Primero hay que guardar la comida, luego vemos - informo la niña.
Pese a estar cansados, los pequeños ayudaron a su salvadora (¿de que?, no sabían pero no les importaba por el momento) a guardar los alimentos en la heladera y alacena respectivamente. Cuando terminaron, los tres fueron al único cuarto (que era para dormir porque el otro era del baño) y vieron en el una cama y una litera, los dos con almohadas y una cobija celeste.
- ¡Yo voy arriba! - gritaron los dos niños al mismo tiempo - ¡No, yo!
- ¡Silencio! - bramo la niña, los dos se callaron - Yo iré arriba y los dos abajo, sin discusión.
- Si, señorita - murmuro Harry avergonzado, mas que nada porque no sabia como llamarla. Dudley solo asintió.
- Díganme Niña.
Con todo el asunto arreglado, Niña acostó a los pequeños, puso una alarma por si alguno de los dos despertaba y salió del departamento sin hacer ruido. Camino alrededor de 7 cuadras hasta llegar a la estación de policía y uso un hechizo de No me notes para entrar, su objetivo era el chico que repartía el correo. Cuando lo diviso, puso un sobre con la dirección de los Dursley y observo como fue colocado en la mesa de uno de los detectives.
- ¿Qué es esto? - pregunto el detective, el hombre tenia el cabello castaño corto y los ojos verdes.
- ¿Qué tienes ahí, Miller? - pregunto otro detective, este tenia el cabello negro un poco largo y ojos marrones.
- Ni idea, Rascow - dijo el detective Miller abriendo el sobre, en ella había una tarjeta de memoria - ¿Qué crees que contenga?
- Solo hay una manera de averiguarlo - dijo el detective Rascow tomando la memoria e insertándola en la computadora.
Miller y Rascow llevaban en la fuerza policial por mas de 10 años, eran capaces de soportar lo que sea... o eso creían. Cuando las fotografías se revelaron, los detectives tuvieron que usar toda su fuerza de voluntad para no devolver la comida. Las fotos eran de un par de niños, la niña de 7 y el niño de 4, ambos encerrados en una alacena con múltiples heridas en todo el cuerpo. Su compañera, la detective Fiaran, palideció al verlas.
- ¿D-De donde son estas fotos? - la mujer apenas podía hablar, cada fotografía era peor que la anterior.
- El numero 4 de Privet Drive - dijo Miller aun asqueado, un jadeo de su compañera hizo que finalmente dejara de mirar la pantalla - ¿Qué pasa?
- M-Miller... s-si esa niña es quien creo que es, entonces... entonces...
- ¿La conoces?
Fiaran respiro hondo y explico - Fue uno de mis casos sin resolver de hace 4 años. La pareja reporto la desaparición de su hija, una pequeña de 3 años muy parecida a esta niña de la foto.
Fue el turno de Rascow de ponerse pálido - D-Dices que ella es...
- No lo se... pero tenemos que ir a esa casa ahora - dijo la detective Fiaran tomando su arma - Puede que aun siga con vida.
Los tres informaron a su jefe y subieron a la patrulla, estaban tan concentrados en llegar que no notaron cuando Niña subió al asiento trasero del vehículo. Otras dos patrullas ibas detrás de ellos y muy pronto llegaron al lugar. El detective Rascow abrió la puerta de una patada, despertando a la pareja que aun estaba dormida, quienes bajaron por las escaleras para ver de que se trataba.
- ¡No se muevan! - dijeron los policías apuntándoles con sus armas.
- ¡¿Que esta sucediendo?! - pregunto Petunia asustada, que la policía estuviera en tu casa a altas horas de la noche no era buena señal.
- ¡Arriba las manos, que nadie se mueva! - grito el detective Rascow mientras aun les apuntaba, luego se dirigió a sus compañeros - Miller, Fiaran, revisen la alacena.
Los Dursley palidecieron ante la mención de la alacena, ahí estaban los engendros y no les convenía que los hallaran. Sin otra alternativa, ambos se dejaron esposar mientras inventaban una excusa que no incluyeran las palabras "magos" y "magia". Fiaran fue la primera en abrir la alacena y la primera en desplomarse en los brazos de Miller al comprobar el estado de los pequeños.
- ¿Miller? - pregunto Rascow tentativamente.
Miller dio un par de bocanadas de aire antes de decir - ¡Traigan al forense!
Esas tres palabras fueron suficientes para describir el estado de los niños: muertos. Los Dursley estaban en shock, los niños estaban vivos hasta hace unas horas, ¿cómo es posible que ya hayan fallecido? Y no solo eso: según el forense, ¡la niña llevaba muerta al menos 5 meses y el niño no mas de una semana!
- ¡Es imposible! - exploto Vernon, cada palabra lo hundía a él y a su mujer - ¡Esos mocosos estaban vivos en la mañana, EN LA MAÑANA! ¡Incluso les dimos de comer anoche, no pueden haber muerto!
- ¡Vernon, cállate! - grito Petunia pero ya era tarde, mas de 10 oficiales de policía lo habían escuchado.
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Te recuperare, pase lo que pase
FanficLos muggles en Inglaterra están muriendo por culpa de un virus y solo hay un responsable: Dumbledore. Para evitar eso, Lady Magic envía a una joven al pasado para cambiar algunos hechos... y salvar a sus seres amados.